La Iglesia y el anticapitalismo argentino

En un interesante recientemente en LA NACION, el pensador e historiador Loris Zanatta expresaba que en América Latina hay una gran cantidad de anticapitalistas, pero muy poco capitalismo. Esto es cierto, aunque no está sujeto a generalización. El común origen iberoamericano no asegura que, a través del tiempo o de la geografía, se hayan mantenido en la región las mismas pautas culturales y tendencias ideológicas dominantes. Por ejemplo, la Argentina evolucionó de su herencia hispánica hacia un modelo que reconoció las ideas de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, plasmadas en su Constitución. Esos mismos principios permitieron el desarrollo en la Argentina de las oportunidades características del capitalismo que luego atrajeron cientos de miles de inmigrantes desde una Europa que no las ofrecía. Desde una economía pastoril, el Río de la Plata pasó a convertirse a principios del siglo XX en un polo desarrollado al nivel de las naciones más evolucionadas. Si se trata de incorporar el factor religión, la Argentina católica se equiparaba a las anglosajonas, ambas capitalistas. Otros países de la región transitaron por caminos diversos, cercanos o alejados de ese modelo. En algunas naciones latinoamericanas se configuraron los escenarios que identifica Zanatta como causantes de atraso. En otras, en los que la independencia fue impulsada justamente por las restricciones al comercio y las regulaciones coloniales, el logro de la libertad no fue solo aplicable a la emancipación política.La católica y el entramado de relaciones entre la jerarquía eclesial y los factores de poder son señalados por Zanatta como una causa explicativa del corporativismo, el estatismo y el proteccionismo. En definitiva, de la regresión y la decadencia económica. No pueden desconocerse las reservas que la ha manifestado hacia el capitalismo, desde León XIII en la Rerum novarum hasta el papa Francisco en Laudato si'.La latinoamericana atravesó una crisis con profundas penetraciones marxistas, con su punto de eclosión en los setenta. El Documento de Medellín y posteriormente el de Puebla dejaron espacios para que sacerdotes y jóvenes católicos acompañaran movimientos revolucionarios. ("La economía de mercado libre, en su expresión más rígida, aún vigente como sistema en nuestro continente y legitimada por ciertas ideologías liberales, ha acrecentado la distancia entre ricos y pobres por anteponer el capital al trabajo, lo económico a lo social". Puebla, marzo 1979)...

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