Cuando la idoneidad es sustituida por la obsecuencia

La del presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Cristian Girard, pone una vez más de manifiesto que, en el momento de para puestos importantes, el kirchnerismo privilegia la obsecuencia y el amiguismo por encima de la idoneidad. Antepone así sus intereses partidarios a los del país y de la sociedad.

En el caso de Girard, uno de los más fieles seguidores del ministro de Economía, Axel Kicillof, su designación viola las normas, pues la ley de mercado de capitales, sancionada con firme apoyo del Gobierno, establece que no pueden integrar el directorio de la CNV "los accionistas o quienes hubieren formado parte de los órganos de dirección, administración o fiscalización o de cualquier modo prestaren servicios a entidades sometidas a la regulación y fiscalización de la CNV al momento de su designación y durante los dos años anteriores".

Girard fue director en Siderar, YPF Gas, Metrogas y Gas Natural, y acto seguido fue nombrado para presidir la CNV en reemplazo de Alejandro Vanoli, quien asumió al frente del Banco Central.

Las normas nunca fueron obstáculo para los designios cada vez más autoritarios del Gobierno. Leyes y fallos judiciales, incluidos los del máximo tribunal, son olímpicamente ignorados por las actuales autoridades nacionales, que sólo los cumplen si convienen a sus intereses político-partidarios. El kirchnerismo se ha colocado siempre por encima de las leyes y de quienes las aplican.

Además de las situaciones ilegales que genera esta actitud revulsiva, el mayor daño, como dijimos, lo sufren el país y la sociedad cuando en puestos relevantes del Poder Ejecutivo, de otros órganos públicos y de empresas con participación estatal se privilegia la obediencia ciega por sobre la capacidad. Esta mala praxis y las pésimas gestiones se traducen en pérdidas millonarias para el erario público. Existen, por cierto, ejemplos emblemáticos, como el del vicepresidente Amado Boudou, aunque también se pueden advertir en diferentes áreas, tales como la Inspección General de Justicia y la Administración Nacional de Medicamentos (Anmat), a cargo de los camporistas Rodolfo Tailhade y Rogelio López, respectivamente, y el Banco Central.

Ha sido casi una constante del ministro Kicillof seleccionar a sus funcionarios con ese criterio tan erróneo y perjudicial. Lo que ocurre es que nadie puede saltar por encima de su propia sombra, y él fue elegido por la Presidenta en función de su fidelidad y no por su capacidad.

Tras arremeter contra el...

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