Una ideología que explica todos los esperpentos

"La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos", decía Marx . La identidad del kirchnerismo está formada por un puñado de tradiciones políticas que vienen desde el fondo de la historia, que se fueron agregando y enriqueciendo con el paso del tiempo, y que forman hoy un credo heterodoxo y a veces hasta inconsciente. Contaba Horacio González que por lo general los referentes de la izquierda peronista no solían leer sus propias "biblias", pero que aprendían rápidamente sus conceptos programáticos a través de artículos, folletos, conferencias y tertulias de unidad básica. Resulta, por otra parte, una gran tentación descifrar sus evoluciones en el terreno de lo real como simple resultado de intereses económicos ("nadie es kirchnerista gratis") o de trucos cínicos para la consolidación del poder ("son mero disfraz, solo van por el queso"). Sin descartar estas dos motivaciones prosaicas, que son muy fuertes en el peronismo pragmático de toda la vida, no conviene olvidar que los kirchneristas, a pesar de sus imposturas y contradicciones, se mueven también sobre la base de una (perdón) ideología, y que esta cuenta con una profusa bibliografía y un fino argumentario. Olvidar ese factor lleva a análisis equivocados y pronósticos fallidos; los kirchneristas son tan esclavos de sus poltronas y de la realidad más cruda como de sus ideas fantasmales . Somerset Maugham advertía que la tradición podía ser un guía, pero nunca un carcelero, y como se ha dicho: las generaciones muertas oprimen el cerebro de los vivos, y últimamente les hacen perder elecciones.

El jefe de nadie fue invitado por sus enemigos íntimos al acto central del domingo, y le plantaron a Hebe y a Boudou para que lo desollaran

Entre quienes han ganado la cabina de mando, existe la creencia de que descienden de una Argentina "plebeya" e insumisa, deliciosamente desprolija y transgresora de la ley y las reglas, que escandaliza a los "civilizados" y que protagonizan "las masas", deidad imaginaria de los populistas. Esta visión literaria pero tilinga, que funciona por contraste y que se enseña desde hace décadas en la universidad progre, recorta la palabra "pueblo" de manera arbitraria, para beneficio de su teoría y para su representación aspiracional. Reivindica la primera parte del "Martín Fierro" -escondiendo quirúrgicamente sus aspectos racistas- y hace del gaucho matrero un héroe rebelde contra el yugo de los poderosos. Considera que su...

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