Horno centenario: empezaron repartiendo en 'jardinera', crearon los pancitos de manteca y hoy tienen fanáticos de su producto estrella

"La Pana" de Areco

En una antigua casona con puertas de hierro y vidrio repartido, persianas de color verde oscuro y pisos calcáreos originales, en San Antonio de Areco, sobre la calle Arellano 319, se encuentra una histórica panadería: Idiart. El fuego de su horno alimentado a leña (acacio negro, paraíso y eucalipto) se encendió por primera vez hace un siglo. Desde entonces la pasión por el oficio se mantiene intacto. A través de los años ha conquistado los paladares tanto de vecinos como de turistas. Todos peregrinan en busca de sus pancitos de manteca, galleta de campo y facturas. Y su pasta frola de membrillo cosecha fanáticos por toda la ciudad y alrededores.

Juan Idiart y José Campanella, dos vecinos de Areco, fueron quienes comenzaron a sentar las bases del emprendimiento familiar. Juan era hijo del inmigrante francés Jean Iriart (que llegó a Argentina en 1860) y de Petrona Asteinza, oriunda del País Vasco. Su padre se dedicaba a la construcción de hornos de ladrillos y desde jovencito aprendió los secretos de la profesión. Además, era un apasionado de la música e integraba un trío como guitarrista.

El piso calcáreo es el original que tenía la casa

La jardinera de la galleta marinera

Fue un 15 de agosto de 1922 cuando abrieron las puertas de una panadería en el centro de su ciudad. En los inicios se llamó "La primavera". La galleta (grande o chica), el pan de campo y la galleta marinera fueron algunos de sus productos insignia. Se vendían en el local y también se distribuían por las distintas estancias de la zona en una "jardinera" (vehículo de dos ruedas tirado por caballos). Con el tiempo, también sumaron facturas: medialuna, tortita negra y vigilante, entre otras. Dicen que Juan tenía una particular forma de cortar las tortas negras: con el cuchillo y en líneas verticales. Asimismo eran afamados sus palitos de anís y panes de estilo alemán.

La actual fachada de la panadería

Durante varios años, los Campanella y los Idiart vivieron en la gran casona lindante al negocio (con primer piso y dividida en dos). En una de las entradas se hallaba la venta al público. Dicen que en aquella época llevaban las cuentas en una libreta y se les cobraba a los habitués "al año". "Fue pionero. Siempre me contaba anécdotas. Como aquella vez que en 1952 volvió el "pan blanco" luego de mucho tiempo de consumir harina mezclada con mijo. La pana fue la primera en recibir harina blanca entre todas las del pueblo. El personal hacía turnos seguidos, y el...

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