Hora de revertir nuestra decadencia

Los lamentables hechos ocurridos el jueves pasado en la popular Bombonera, durante el clásico Boca-River, pusieron de manifiesto algo más grave que los niveles de violencia social característicos de la Argentina actual. Nos demostraron que asistimos a una nueva moral pública, donde cualquier acción violenta parecería estar eximida de sanción y donde cualquiera siente que puede agredir impunemente.

Tras la barbarie vivida en el estadio de Boca se extendió por el país un eco de lamentos con no poco de hipocresía: nadie puede sorprenderse por las imágenes de salvajismo que se vieron, empezando por la insólita agresión sufrida por los jugadores de River, siguiendo por la escasa solidaridad que encontraron en sus colegas de Boca, por la espantosa actitud de plateístas que arrojaban botellas a los integrantes del equipo visitante, por la ya nunca llamativa inoperancia policial y por el fácil ingreso de elementos pirotécnicos, como bengalas, y hasta de un drone de altísimo costo. Lo verdaderamente extraño es que no sean más frecuentes hechos como los del jueves.

Una reciente encuesta de opinión pública, encargada por LA NACION, reveló con crudeza que el 79% de los argentinos sienten que viven en un país que la mayor parte del tiempo está al margen de la ley.

No es nuevo ese calamitoso estado social. Lo novedoso es la aceleración del deterioro: el país está al margen de la ley más acentuadamente desde que comenzó décadas atrás su declinación, porque ha encontrado un gobierno desinteresado en la preservación del orden. Y que, más de una vez, se ha convertido en virtual promotor de los caos.

Cabe preguntarse si sentirá algún remordimiento frente a lo sucedido en Boca-River un gobierno que ayudó a organizar y financiar, años atrás, una representación colectiva de barras bravas, como si se tratara de introducirlas ante el mundo como modelo de diplomacia, cultura popular y deportes. ¿Sentirán algún arrepentimiento los dirigentes que negocian el ingreso a los estadios de personajes patibularios, inculpados hasta de asesinatos y sospechados de relaciones con el narcotráfico?

La comunión entre dirigentes del fútbol y de la política es parte del entramado que ha llevado a ese deporte profesional a la situación que atraviesa en la Argentina. ¿Nada les dice, cuando observan a menudo los partidos que se juegan en estadios europeos, que una modesta valla, que podría sortearse fácilmente, separa a los jugadores de los espectadores? ¿No se les ocurre pensar que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR