'El hombre de Malvinas'. La hazaña del piloto que, hace 60 años, voló solo a las islas, plantó bandera y reclamó la soberanía

Miguel Fitzgerald en el Cessna "Luis Vernet", con el que completó la hazaña

El 8 de septiembre de 1964, Miguel Lawler Fitzgerald completó la hazaña de su vida: aterrizó su avión monomotor Cessna 185 en las Islas Malvinas, plantó una bandera argentina y dejó una proclama reivindicando la soberanía nacional. Otros pilotos que lo habían intentado antes, fracasaron. Lo consiguió, casualmente, el día de su cumpleaños número 38. Voló solo, sentado sobre un tanque de combustible, con un bote inflable atado a su cuerpo.

"Mi viejo decía que nunca trabajó en su vida, que tuvo la suerte de que le pagaran por hacer lo que más le gustaba, que era volar", dice su hijo, Christian Fitzgerald (53). El 8 de septiembre de 1964, Miguel Lawler Fitzgerald aterrizó su avión monomotor Cessna 185 en las Islas Malvinas

La hazaña: el primer viaje a Malvinas

La idea de volar a las islas siempre aparecía en las conversaciones entre pilotos, como un sueño compartido. En 1952, dos aviadores lo intentaron. Fitzgerald conocía su historia, sabía que llegaron a sobrevolar las islas pero no lograron descender por las fuertes corrientes de viento. Sin embargo, lo que más lo atormentaba fue enterarse de que, cuando regresaron a Comodoro Rivadavia, luego de siete horas de vuelo, los pilotos fueron sancionados: les quitaron su licencia y les prohibieron volar por un año.

Hubo un hecho preciso que empujó a Fitzgerald a la aventura: en septiembre de 1964, los diarios anunciaron que Naciones Unidas trataría en una sesión especial la descolonización de territorios en América Latina. Fitzgerald, que luego confesaría que venía rumiando la idea durante más una década, pensó que era el momento perfecto para hacer su acto de reivindicación.

No era un piloto improvisado: en 1962 estableció su primer récord personal al volar solo desde Nueva York hasta Buenos Aires sin escalas a bordo de un monomotor Cessna 210 (260 HP). En ese entonces, ni siquiera las grandes aerolíneas con sus imponentes flotas lograban hacer semejante trayecto sin detenerse.

Fitzgerald reacondicionó su pequeño avión, cambió los asientos por tanques de combustible, y lo bautizó "The spirit of Mariano Moreno". Antes de despegar, tomó una precaución extra: en la cabina de la nave colocó un timer que sonaba cada 10 minutos para despertarlo por si se quedaba dormido. Voló 48 horas ininterrumpidas con el computador colgado a su cuello (instrumento de vuelo hoy obsoleto) y concretó su aventura. Fitzgerald voló solo desde Nueva York hasta Buenos Aires sin escalas a bordo de un monomotor Cessna 210 (260 HP). En la imagen se observa el computador colgado a su cuello. Para lograr su hazaña reemplazó los asientos por tanques extras de combustible.

Al Cessna que lo llevó a Malvinas lo bautizó "Luis Vernet" en honor al primer comandante político de las islas, previo a la invasión inglesa. Despegó el 6 de septiembre 1964 desde el aeródromo de Monte Grande rumbo a Trelew. Allí se reabasteció de combustible para llegar a Puerto Madryn, donde pasó la noche. Al día siguiente avanzó por Comodoro Rivadavia rumbo al sur, pero a la altura de Caleta Olivia el motor comenzó a fallar. Debió aterrizar "de emergencia" en Pico Trucando para solucionar un problema con las bujías. Una vez resuelto, siguió hasta Río Gallegos. Recién entonces comenzaría el verdadero desafío: atravesar más de 550 kilómetros de un mar de aguas frías y turbulentas para...

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