Un hombre de Barrionuevo. Las inquietantes sospechas alrededor del crimen de un ministro que interpelan al poder de Catamarca

San Fernando del Valle de Catamarca (Enviado especial).- El sábado 3 de diciembre pasado, en la mañana o sobre el mediodía, nadie lo sabe, murió Juan Carlos Rojas . El domingo 4 lo encontraron tirado en el patio de su casa, en un charco de sangre. Ese día lo velaron a cajón cerrado y la sociedad acercó sus condolencias. Un infarto masivo, se dijo, había terminado con su vida. El lunes a la mañana, todo estaba preparado para retirar el féretro y cremar el cuerpo . Pero cuando las coronas estaban arriba del auto que las transportaría al cementerio, hubo un anuncio al lado del cajón. El personaje más importante que estaba en el velorio reunió a todos y habló: aquella muerte era ni más ni menos que un asesinato.

La conmoción en el lugar fue inmediata. Poco después se supo que la causa del deceso había sido un "traumatismo de cráneo encefálico y un hematoma subdural" provocado por un elemento no filoso. Con esa información diseminada, las palmas bajaron del coche mortuorio. La Justicia se llevó luego el cajón y se realizó una segunda autopsia. Desde entonces, se investiga un asesinato.

Una novela negra

La escena describe, a grandes rasgos, aquellos días de inicios de diciembre en los que apareció muerto Rojas, entonces ministro de Desarrollo Social de Catamarca. El hombre no solo era miembro del gabinete del gobernador Raúl Jalil, sino que además, era el secretario general provincial de la Unión de Trabajadores Gastronómicos de la República Argentina, (Uthgra) , el poderoso gremio que maneja a nivel nacional el siempre presente Luis Barrionuevo. Ese fin de semana, asesinaron a un ministro que además era mano derecha del gremialista.

Aquel personaje que se paró al lado del cajón y anunció un asesinato fue Barrionuevo. Desde entonces, una novela negra, llena de injusticias, torpezas, brutalidades y pasos de tragicomedia se han sucedido en una provincia donde el silencio es el mejor negocio.

Rojas era un hombre de confianza de Barrionuevo. Justamente, la seccional catamarqueña de la Uthgra es la cabecera de playa que usa el sindicalista para hacer política en el territorio en el que intentó ser gobernador. De hecho, es desde hace años quien maneja el Ministerio de Desarrollo Social provincial. Tan cercano le es el cargo que después del asesinato de Rojas, asumió Gonzalo Mascheroni, sobrino de Luis Barrionuevo, hijo de una de sus hermanas. Todo quedó en familia.

Rojas era un hombre de máxima confianza de Barrionuevo

Desde aquel 3 de diciembre, San Fernando del Valle de Catamarca se sumió en la desconfianza, las redes de complicidades, la desprolijidad judicial, los rumores y, sobre todo, el miedo. El poder está amenazado por un crimen que, por ahora, no se investiga como político, pero nadie lo descarta. Una serie de inconsistencias dejaron al descubierto las fallas institucionales de la provincia. De hecho, el fiscal que dejó pasar ni más ni menos que un asesinato de un palazo en la cabeza de un ministro, Laureano Palacios, tiene un pedido de juicio político impulsado por la oposición. Además, su fiscalía está intervenida de hecho por dos funcionarios judiciales con más experiencia que "ayudan" en el proceso.

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