Historias de pasajeros varados

Hugo Juanas"ESTO QUE PASA ME DA IMPOTENCIA Y VERGÜENZA"Hugo Juanas había terminado el viernes, como lo hace cada dos o tres meses, los controles que se realiza periódicamente desde que recibió el trasplante de un riñón, en 1988.Desde el martes, cuando llegó a Buenos Aires, pudo ir al Nephrology, el instituto de nefrología donde fue operado, y al Policlínico Bancario, en el barrio de Flores. El hombre, entrerriano, de San Salvador –una localidad del interior de la provincia–, había sacado pasaje en Flechabús, con destino a Concordia, para el viernes, a las 22.15.Como otros que sacaron boleto para viajar a partir del jueves a las 14, cuando empezó el paro de la UTA, en adelante, Juanas quedó varado en la ciudad. "Gracias al Policlínico Bancario pude pasar allí las noches, en una casa que hay al fondo del sanatorio", explicó.Sin embargo, la radio lo llevó al mediodía a acercarse a Retiro. Ayer por la mañana se anunciaba que habría una reunión conciliatoria y que era probable que el paro se levantara para la tarde, cosa que no sucedió."Me voy a quedar acá hasta que termine la reunión [de la noche]. Pero esto claramente es un lockout de los empresarios que aprietan al Gobierno para que los subsidie. Hasta hace no mucho los coches iban vacíos y pasaban como completos. Lo hacían para lavar plata. Esto que pasa me da impotencia y vergüenza."Maximiliano Roller"SALÍ DE RETIRO Y LA HINCHADA DE RIVER CASI ME MATA"Hace menos de un mes, Maximiliano Roller dejó su casa en San Bernardo por un encargo laboral en Buenos Aires. Y como no corren tiempos para rechazar oportunidades, llegó a la Capital dispuesto a ganarse unos pesos con lo que sabe hacer: reparar una casa y vender artesanías.A las 21 del jueves, en pleno paro de actividades, en la boletería de Plusmar le vendieron un pasaje para las 23 y le aclararon que iba a tener que esperar. Lo que nunca imaginó este joven de 33 años es que la espera duraría días enteros, y que además le habrían de suceder demasiados imprevistos por una medida de fuerza en la que él, como tantos en Retiro, es víctima.Sin plata para pagar un hotel, Roller se propuso quedarse en la terminal hasta que se levantara la medida. Y como vio que los precios en los locales de comida también eran altos, decidió, el domingo, ir a comprar algo a pocos metros de allí, a los puestos que hay junto a la estación del ferrocarril San Martín."Serían las 19.30 cuando bajé. Salí de Retiro y justo me crucé con un grupo de hinchas de River, que casi me matan. Me...

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