Historia del changuito jujeño en la senda de Cafrune y León Gieco

La escena es bucólica y digital. Bruno Arias, conocido en Jujuy como El Changuito Volador, ex promesa del folklore y Consagración de Cosquín en 2013, está sentado en un cuarto desolado de un bar escuchando en su teléfono la canción de un ex peón de finca que trabajaba el tabaco en Monterrico (Jujuy). Le brillan los ojos. Ese chico para Bruno es el futuro. "Tiene un montón de composiciones. Si me va bien en Niceto, le grabo el disco", anuncia, con cierta ansiedad por producirle el disco debut a Lucho Cardozo.

Hay un hilo conductor entre ese "chango" joven todavía anónimo para las multitudes y el presente de este artista jujeño, en ascenso, que tuvo que hacer un largo recorrido musical. Pasó tiempo desde que a los 19 años salió de El Carmen (el mismo pueblo donde nació Cafrune); logró el respeto de artistas como Mercedes Sosa, Jaime Torres o Patricio Jiménez del Dúo Salteño, y se convirtió en una figura central de la música popular. "Que la gente cante un tema tuyo es una sensación muy extraña, pero es el fruto de tanto camino, tanto tiempo y tanto esfuerzo", reflexiona el músico jujeño en un bar de Almagro.

El cantautor está cosechando los frutos de sus buenas decisiones artísticas. Bruno Arias fue reconocido como el artista de la década en el rubro folklore en los últimos premios Konex; ganó el Gardel 2015 por su disco Madre tierra junto a la Bruja Salguero; está a punto de llenar el concierto de esta noche en Niceto Club, donde presentará su último disco, El derecho de vivir en paz, y es una figura omnipresente en la programación de todos los festivales del país. "Ahora me atienden el teléfono en Cosquín y Jesús María", dice y expresa una sonrisa inocente.

Con 37 años, Bruno Arias forjó un camino independiente que logró el respeto de los pares y demostró una honestidad intelectual y artística que lo llevó a formar parte de ese linaje de artistas que conforman Jorge Cafrune, José Larralde, el Coya Mercado, Peteco Carabajal, Ricardo Vilca, León Gieco y Raly Barrionuevo". "Si comparás tengo las influencias de todos ellos: la palabra, la forma y la ideología. Quizás en la forma que apoyaron a otra gente o lograron una identidad propia los siento cercanos. Larralde, por ejemplo, me impone un respeto especial porque nosotros somos rebeldes, pero siempre mediamos. En Larralde no hay concesiones. Quizá cuando crezca tome esa postura. Ahora siento que todos los espacios para mí son importantes mientras pueda transmitir mi mensaje", apunta el músico...

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