Historia a la carta del kircherismo

Lula da Silva, Cristina Kirchner y Alberto Fernández durante el acto del 10 de diciembre

El kirchnerismo no quiere imponer una versión propia de la historia diferente de la real. Es mucho peor: al pasado lo acomoda a sus necesidades de cada momento. Historia a la carta. Acaba de ocurrir con la apropiación del 10 de diciembre, una fecha hasta ahora desdeñada.

Tal vez la percibían ajena. Pero las fechas propias también pueden ser intercambiables. Sin ir más lejos, este año el 17 de noviembre , Día de la Militancia, terminó siendo mucho más importante que el 17 de octubre, onomástico del Movimiento, sólo porque después de las elecciones era lo que había a mano. Para un peronismo que tras su mayor derrota electoral necesita una excusa para festejar la victoria, el recipiente litúrgico está hecho de plastilina .

Claro, está el tema de quién paga estas fiestas en Plaza de Mayo. Pero fuera de eso es un asunto privado, digamos, aunque esta palabra no sea del gusto peronista, que como apropiador del Estado, del "pueblo" y de la patria jamás trepidó, precisamente, en sacar lo que haga falta de las arcas públicas para solventar las alegrías propias.

Otra cosa es el 10 de diciembre , un día que pertenece a todos, con dos significados trascendentes yuxtapuestos. Primero, es desde 1950 el Día Internacional de los Derechos Humanos . Fue instituido para evocar el 10 de diciembre de 1948, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos . Por entonces en la Argentina gobernaba Perón, quien nunca le dio importancia a ese documento mundial ni al concepto de derechos humanos, muchos menos al 10 de diciembre. Para ubicar la época se puede recordar que Cipriano Reyes, el artífice del 17 de octubre de 1945, había pasado de héroe a perseguido y estaba siendo torturado por la "sección especial" de la policía que, mediante picana eléctrica quería hacerle confesar (infructuosamente) que formaba parte de una conspiración para matar al presidente Perón.

Quien rescató el 10 de diciembre y causó la superposición fue Raúl Alfonsín , miembro conspicuo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos . Escogió la fecha para asumir como presidente. Lo cual determinó que se convirtiera también en el día de la restauración de la democracia, efemérides que en 2007 sería reconocida, con sordina, por ley, iniciativa de una senadora radical.

El 10 de diciembre quedó como fecha fija de los recambios presidenciales, pero la precipitada renuncia de Alfonsín en 1989, la caída de De la Rúa en 2001 y el autoacortamiento del mandato de Duhalde al año siguiente dislocaron el calendario institucional, que recién se normalizó con Cristina Kirchner. Por eso Macri y Alberto Fernández asumieron el 10 de diciembre. Todo viene de Alfonsín.

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