Los hijos de Franco...

En numerosas reuniones con empresarios, el presidente Mauricio Macri aparece en fotografías rodeado por dirigentes que aplauden sus políticas en público, pero que durante décadas han simbolizado los valores que Cambiemos se propone modificar. Esto ha dado lugar a muchas dudas respecto de la viabilidad de realizar reformas estructurales en la Argentina, que permitan crecer en forma sustentable.

A partir de la crisis del 30, la Argentina comenzó a abandonar su integración al mundo en función de la competitividad de su agroindustria, para expandir la dimensión del Estado en un contexto de gradual autarquía. Con el advenimiento del gobierno militar de 1943, en medio de la Segunda Guerra Mundial, el aislacionismo se profundizó y la sustitución de importaciones, como objetivo prioritario, se hizo carne en el pensamiento nacional.

Con el triunfo del Partido Laborista, en 1946, y el ascenso del coronel Juan Domingo Perón a la presidencia de la Nación, se consolidó un modelo de país donde la política cooptó todas las actividades productivas, desde el sector empresario al laboral. Se quitó la personería a la Unión Industrial Argentina (UIA), creándose la Confederación General Económica (CGE) como único interlocutor válido, mientras que, en 1950, la CGT se convirtió en la tercera rama del partido peronista.

Durante 70 años de vigencia de esas reglas de juego, se modeló una clase empresaria entrenada para lograr rentabilidad privada mediante decisiones públicas. Ya fuere a través de contrataciones, regulaciones de privilegio, exenciones de impuestos o créditos regalados, los distintos emprendimientos siempre requirieron, para ser exitosos, de buenas relaciones con la política. Relaciones que podían ser corteses o francamente incestuosas.

Algunos personajes que comparten las fotos con el presidente Macri recuerdan buenos tiempos con los grandes proyectos de Onganía, Levingston y Lanusse. Quizás conocieron a Krieger Vasena, a Dagnino Pastore y a Aldo Ferrer. Otros tal vez añoren el regreso del peronismo con Cámpora, Lastiri, Perón e Isabel y a sus inolvidables ministros Gelbard, Gómez Morales, Rodrigo, Cafiero y Mondelli. Con seguridad, muchos aplaudieron la asunción de la Junta Militar y estrecharon amistad con generales y coroneles, demostrando apoyo a Martínez de Hoz, Sigaut, Alemann o Cavallo.

Desde el advenimiento de la democracia, en 1983, hubo una sucesión de casi 30 ministros de Economía, desde Grinspun, Sourrouille y Pugliese hasta Rapanelli...

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