Su hijo se suicidó a los 16 años: 'No son héroes, egoístas ni cobardes'

Tade es se llama el grupo que armaron junto a la madre de Tadeo para ayudar a jóvenes ante el suicidio

"Tadeo era un chico alegre, divertido. Me hacía reír mucho no solo a mí, sino a todos los que lo conocieron. Siempre imitándonos a modo de broma. Un chico trabajador, era panadero, conocía el oficio y trabajaba a la par de todos los hombres que lo hacían con apenas 16 años. Un buen chico, honesto, servicial, siempre ayudando, si le pedías algo él siempre estaba al pie del cañón. Los he escuchado decir a sus amigos: `él estaba para todos y nosotros no estuvimos para él`. Demasiado bueno para convivir con tanta maldad en este mundo, así era Tadeo".

Con estas palabras describe Milagros Larraula (41) a su hijo Tadeo que el 15 de septiembre de 2000 decidió quitarse la vida.

"Luego de que él se suicidó y pasados los meses pude ver que él me lo había anticipado. Èl habló de su muerte, pero no de suicidio. Yo jamás creí que se suicidaría. Pensé que hablaba de muerte por algún robo o accidente. Pero una noche habló puntualmente de que si él moría qué debíamos hacer con su moto y le dejó un mensaje a su hermano. Yo le decía: `cuidate de los robos, de no pelear con nadie. Hoy en día por nada te apuñalan y él, riendo, me respondió: `vos cuidate de los apuñalamientos Mili`".

"Tadeo era un chico alegre, divertido y trabajador", dice su mamá.

Yo no duelo a mi hijo

Milagros dice que el último tiempo lo veía diferente a Tadeo y que con el paso del tiempo se dio cuenta que la luz de sus ojos y su sonrisa se habían apagado unos días antes de la decisión que tomó. Sin embargo, hasta el día anterior hablaba con ella de sacar su licencia de conducir y que comenzaría un nuevo trabajo.

"Yo no duelo a mi hijo, no comparto ese término. Mi hijo está de otra manera. Solo cambió de forma, dejó `el traje`. Yo digo que esto fue igual que cuando nació. Cuando nació Tade tuve que conocerlo, saber si lloraba de hambre, de frío o por qué quería que lo sostuviera en brazos. Y tenía que saber qué necesitaba. Tuve que conocerlo. Cuando nacen nuestros hijos les preparamos su cuna, elegimos la primera muda de ropa, pintamos la habitación. Nunca se está preparado para elegir un cajón para enterrar el cuerpo de un hijo. A partir del 15 de septiembre de 2020 tuve que aprender a conocer a mi hijo en otro estado. A saber cuál es su necesidad y su sentir. A entender sus mensajes y a sentir su compañía, saber que está conmigo de otra manera. Volver a conocerlo, eso tuve que hacer...

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