Higuaín perdió la calma y Napoli quedó mucho más lejos de su sueño

Las dos furias de Gonzalo Higuaín se podían entender, aunque una es difícil de justificar. La primera, expresada en el derechazo potente, con el borde del botín derecho, con el que Napoli igualaba ante Udinese en el primer tiempo que se jugaba en el Friul.

La otra ocurrió en la segunda etapa, cuando ya Napoli, el equipo que despertó la esperanza del sur de Italia en el campeonato italiano como nunca desde que pasó Maradona, estaba perdiendo 3-1. Pipíta recibió la pelota de espalda al arco, encimado por el defensor Felipe, que rechazó el balón y arrastró el pie del argentino, que se dio vuelta y lo empujó. Felipe se tiró al piso y el árbitro le mostró a Higuaín la segunda amarilla. Ahora la furia era otra. Sus manos se apoyaron en el pecho del árbitro mientras se ponían cara a cara, tocándose casi.

Una rección que sorprendió a todos en el campo. "Arrabiato con tutti" (completamente enojado), lo describía el relator de la RAI, mientras Higuaín abrazado, ya no por un gol.

Es probable que el ánimo de Napoli esté en carne viva y cualquier roce lo haga saltar. Un rato antes, el DT Maurizio Sarri también había sido expulsado. El...

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