Harás lo que debas... o tendrás que ir al FMI

Está todo bien: avanzan las conversaciones con el , se logró un fuerte respaldo de , los compradores callejeros de se quedaron en sus casas por el diluvio, está feliz con Boca campeón y en C5N (el que anunció que Scioli había ganado la segunda vuelta) pronostican una catástrofe. No está todo bien: tuvimos que volver a pedirle guita al FMI, el dólar sigue practicando alpinismo, Diputados aprobó el proyecto de populares para todos y todas, Duhalde volvió a decir que estamos condenados al éxito y al frente del Fondo hay una mujer que se llama Cristina.

Así de fácil y difícil está el panorama. El problema de esta crisis es que nada es lo que parece. Por de pronto, las negociaciones con el FMI no son tal. Cuando uno va a pedir un crédito a un banco, el que fija las condiciones es el banco, no el que pide. No se negocia nada, o casi nada. Además, el FMI es, por definición, un prestamista "de última instancia", es decir, al que acudís cuando estás en la lona. Otra cosa: la Lagarde es la jefa, súper friendly, pero debajo de ella hay un staff de burócratas a los que les pagan el sueldo y el bonus por defender la plata del organismo, no por financiar desastres estructurales de países que quieren vivir de prestado. Me lo explicó esta semana Juan Carlos de Pablo, y si le entendí bien el tema es así: Lagarde hace marketing, mientras que el staff hace economía. Pero ¿no estamos ante un nuevo FMI, más piadoso, menos ajustador? Sí, el organismo cambió. Al despacho de Anne Krueger entrabas caminando y salías de rodillas. Ahora, acabamos de verlo en el primer encuentro con la misión argentina, Christine te recibe con sonrisas, declara que el acuerdo va a ser rápido y sirve café.

Pero no veamos la foto, sino el video de ese recibimiento a la delegación encabezada por Dujovne. Cuando abrieron las puertas de la sala en la que se iban a reunir, detrás de Lagarde aparecían, recién levantándose de la mesa, 10 o 12 de esos burócratas. Obviamente, habían estado hablando de la Argentina. No es difícil imaginar lo que le dijeron a la jefa: "Señora, ¿esta gente viene a pedir dólares? El año pasado los argentinos gastaron fuera del país 10.600 millones de dólares, 25% más que el año anterior. Y solo recibieron turismo del exterior por 2000 millones. ¿Qué quieren, que les financiemos las compras en los shoppings de Miami y de Santiago de Chile?". Desalmados, cuando el dólar termine de estar tan barato y se caigan a pedazos las ventas en esos shoppings nos van a tener que...

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