El hambre, como variable de ajuste

La oficialmente negada inflación está haciendo estragos en áreas vitales del desarrollo humano. Su escalada -que todo el mundo observa diariamente en cualquier costo que tenga que afrontar, pero que el Gobierno perversamente pretende esconder- ha comenzado a profundizar el hambre en las zonas más carecientes de la población.Una muestra de esa dramática situación la conforman los numerosísimos comedores escolares bonaerenses que han debido bajar la cantidad de los alimentos que ofrecen a sus alumnos porque el gobierno provincial no pudo ponerse al día con los pagos a proveedores durante los últimos cinco meses. Aunque no es ése el único distrito afectado por la suba constante de los costos de los productos básicos de la canasta familiar, la importante matrícula de alumnos con que cuenta lo ponen en una situación de emergencia que las autoridades deben subsanar rápidamente para evitar males mayores.Informaciones periodísticas de los últimos días dan cuenta de que son unos 2.400.000 los niños bonaerenses que por lo menos reciben una comida diaria. Para muchos de ellos se trata de la única comida. Como si eso no fuera grave, se agrega el hecho de que muchos comedores escolares se han visto obligados a eliminar la leche de los menús infantiles para reemplazarla por mate cocido. Ya no hay facturas ni alfajores en la merienda, sino sólo pan. Educadores y proveedores llaman "menú de emergencia" a esa lamentable provisión de alimentos que, como mucho, incluye carne sólo una vez a la semana.Los comedores sostenidos por organizaciones no gubernamentales padecen idénticos efectos, pues deben afrontar casi con los mismos escasos recursos constantes aumentos de precios. De allí que se potencie cada vez más la excelente labor que realizan los bancos de alimentos de todo el país y que se reclame contar, de una vez por todas, con la ley del buen samaritano, tendiente a contribuir a paliar este flagelo.Como siempre recuerda el doctor Abel Albino, de la Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin), la formación del sistema nervioso central está determinada en los primeros años de vida. Si durante ese lapso el niño no recibe la alimentación y estimulación necesarias, se detiene el crecimiento cerebral y no se desarrolla normalmente.En familias numerosas, de bajos recursos, los padres hallan en los comedores escolares y comunitarios una solución pasajera para que sus hijos no pasen hambre. Los bebes y las madres suelen ser también receptores de esa beneficencia estatal y...

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