Hallazgos arqueológicos bajo el suelo del patio del Cabildo, huellas de una ciudad que ya no es

En la zona más antigua de la ciudad de Buenos Aires, a metros de la Plaza de Mayo y debajo del mismo suelo donde hasta septiembre pasado se sostenía un fraude al Estado, hoy se están encontrando trozos de nuestra historia. Una historia protagonizada por población de origen español, africano y aborigen.

En poco más de cuatro meses de trabajo en una excavación en los patios del Cabildo, el arqueólogo Néstor Zubeldía lleva registrados cerca de cuatrocientos "artefactos culturales", es decir, tiestos de cerámica hispanoindígena y mayólica española, trozos de pipas de caolín, de un cuchillo antiguo y hasta una insignia de bronce.

En el ángulo del predio del Museo Nacional del Cabildo sobre las calles Bolívar e Hipólito Yrigoyen, donde había un muro que se derribó para abrir la Diagonal Sur, se levantaba un restaurante que fue desalojado tras cuatro años de no abonar el canon correspondiente (de unos diez mil pesos).

Una vez que , "y antes de que se asigne otra función a ese territorio", Zubeldía, que es responsable del área Investigación y Biblioteca del Cabildo, propuso a sus superiores el proyecto. Y fue autorizado.

"Sabía, por las intervenciones que se hicieron anteriormente, que podíamos encontrar objetos culturales, aunque mi idea prístina es hallar los cimientos del antiguo Cabildo", cuenta a LA NACION el arqueólogo al referirse al edificio, que fue construido entre 1725 y 1740.

En octubre del año pasado, se marcó un área de dos metros cuadrados, en línea con el muro del viejo edificio, y luego de que se extrajo la losa superficial Zubeldía comenzó su trabajo de decapage con el cucharín. Desde entonces, cada día, cucharín en mano, el profesional quita la tierra y se detiene ante cada dureza que pueda ser un objeto. De esa forma, su excavación lleva 79 centímetros de profundidad.

Los dos hallazgos más importantes hasta el momento son un piso con baldosas francesas y una insignia de bronce. A unos 30 cm del suelo se toparon con un piso de baldosas francesas que, estima el arqueólogo, serían de la reforma hecha por el arquitecto Pedro Benoit en 1879.

El otro gran descubrimiento hasta el momento es una placa ovalada de unos diez centímetros de largo en la que a pesar del óxido verdoso que la recubre por completo se logra ver un número dos, enmarcado con laureles y coronado con un sol. Mientras no se tengan los resultados de estudios más precisos, los profesionales del museo estiman que se trataría de una insignia posterior a la Revolución de...

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