La guerra a la langosta, una plaga subestimada que puede tomar venganza

Parece mentira, pero la plaga de la langosta volvió a ser la tapa de este suplemento. En su momento, por los daños a gran escala que causaba en buena parte de la pampa húmeda, fue la plaga más devastadora que enfrentaron los productores.

Desde el mismo inicio de nuestra historia la langosta estuvo presente: los primeros colonizadores que habitaban la recién fundada Buenos Aires se encontraron que el paso de la langosta les llevó sus plantaciones de mandioca. En 1875 la plaga destruyó el 75% de la cosecha de maíz de la provincia de Santa Fe. Para los colonos fue por muchos años el mayor obstáculo a vencer. En un abrir y cerrar de ojos desaparecían cultivos y lotes de alfalfa.

El tono dramático de lo que estaba en juego se puede encontrar en el lema utilizado en la campaña emprendida en 1934 por la Comisión Nacional de Defensa contra la langosta. Decía nada menos que: "el país está en guerra contra la langosta y el país debe vencer". Durante la presidencia de Juan Domingo Perón se llegó a utilizar los aviones Junkers de la Fuerza Aérea para combatir las mangas de langostas.

Fue relevante hasta que la eficacia de los sucesivos controles logró dominarla. Terminó por desaparecer como noticia. Pero no como plaga ya que es endémica. Equivocadamente se creyó que la langosta era uno de los tantos problemas resueltos por el agro que pasan al olvido.

La realidad de estos días, con 700.000 hectáreas afectadas y focos en seis provincias, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Salta y Córdoba, está demostrando que a la langosta no conviene subestimarla. Es un error que se terminará pagando caro.

La dimensión que actualmente tiene la plaga en cuanto al número de langostas y su extensión territorial genera mucha preocupación. Los productores y técnicos del Senasa ya la bautizaron como "la peor plaga de langostas de los últimos 50 años". Para algunos dirigentes rurales significa una bomba de tiempo que en 20 días puede llegar a explotar con consecuencias impredescibles. El plazo de tres semanas para controlar la plaga y evitar mayores daños corresponde al tiempo que demandará el pasaje del estado de langosta saltona al de langosta voladora.

Si fracasan los controles y la langosta comenzara a volar y a formar mangas puede llegar a difundirse a otras provincias. Los metros que la langosta avanza en estado de saltona se transforman en kilómetros cuando es voladora. Según estimaciones puede volar 40 kilómetros por día.

"Si no se realizan los...

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