Los guardianes de la memoria

En su obra Fahrenheit 451, Ray Bradbury imagina un mundo en el que los libros eran quemados, junto a sus poseedores, por considerárselos perniciosos, inútiles y generadores de angustia y desigualdad.

En ese futuro imaginado, las paredes de las casas eran cubiertas por pantallas de televisión y se mostraba una sociedad masificada y entontecida, lejos de cualquier diversidad o creatividad.

Los bomberos, a diferencia de su anterior función de apagar incendios, eran ahora los encargados de quemar los libros, como una suerte de Gestapo piromaníaca que acallaba ese universo infinito que existe en la literatura.

Dentro de los libros estaba, sin duda, la memoria que éstos atesoran. No solamente una memoria de los hechos históricos acontecidos, sino la de los sueños creativos transformados en novela, poesía, filosofía, ciencias... Todo aquello que el papel guardaba, ese mismo papel que ahora ardía a 451° Fahrenheit, la temperatura que requiere para encenderse y hacerse cenizas.

Un bombero, un tal Montag, "despierta" del letargo a causa de una serie de acontecimientos que le ocurren y que tocan su conciencia. Tras largas peripecias termina escapando de la ciudad dominada por el duro y deshumanizado régimen que oprimía con pantallas y lanzallamas aquello que no aceptaba.

El pobre (o afortunado) Montag se va lejos, desconcertado en su soledad, para encontrarse allá en la periferia con una serie de personas que, para su sorpresa, habían memorizado las grandes obras en las que se guardaba el alma humana, descifrada en clave literaria. Eran esos personajes del arrabal los que custodiaban la memoria de todos, no ya en el frágil papel, sino en sus mentes y en las conversaciones que evocaban lo que antes era palabra escrita.

Todo lo anterior viene a cuento a la hora de preguntarnos hoy quiénes son los guardianes de nuestra memoria, sobre todo, la memoria de los vínculos y de la historia o "novela" afectiva de las familias y las comunidades.

Obviamente los libros existen y distan de ser quemados. Pero en nuestro...

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