Grupo Indalo: cómo se frustró la negociación secreta entre Terranova y Cristóbal López

Las negociaciones comenzaron con un llamado, el lunes 31 de agosto. Desde España, Cristóbal López le preguntó a Orlando Terranova si estaba en Mendoza, le dijo que quería verlo y que era urgente. ¿Por qué? Porque tiró la toalla. Y no quiere terminar en la cárcel, aunque con cada día que pasa se reducen sus opciones para evitar el colapso de todo el Grupo Indalo.

El panorama es desalentador para López. Sabe que su imperio puede implosionar en cuestión de semanas y desconfía, incluso, de su socio y lugarteniente, Fabián de Sousa. ¿Acaso es él quien filtra datos para boicotear las negociaciones? ¿O Marcelo Tinelli? ¿O algún ladero del jefe de Gabinete, Marcos Peña?

Sólo días después del primer llamado, López y Terranova se reunieron en Buenos Aires. Despuntaba septiembre y el otrora "zar del juego" le comunicó a "Orly", al que conoce a través de sus hijos y el mundo del rally, que quería deshacerse del Grupo Indalo. Ya vendida su parte en los casinos, le dijo que ahora quería desprenderse del resto. No sólo de los medios. De todo.

"Yo ya perdí. Este gobierno tendrá seis años de continuidad y yo no quiero terminar en la cárcel", le informó López a Terranova, palabras más, palabras menos, según reconstruyó lLA NACION las últimas dos semanas sobre la base de fuentes empresarias y oficiales. Dijo, textual, "cárcel", como antítesis de su sueño: "Quiero disfrutar 20 años más con mis hijos".

López estaba, cuentan, "destrozado", sólo 18 días después de las elecciones primarias, las PASO.

A partir de ese momento, Terranova convocó a un ex ejecutivo de Arcor y de Cencosud, Gerardo Molinaro, y al abogado Gustavo Casir para encarar el desafío, mientras que sondeó a la cúspide de la Casa Rosada para tantear las aguas.

Así, tras dialogar con tres altos funcionarios llegó a una conclusión: la operación es, hoy, inviable. ¿Por qué? Porque el Gobierno quiere recobrar los miles de millones de pesos en impuestos que adeuda López; porque el Gobierno no se moverá para facilitar la operación -ni mucho menos le dará más pauta oficial a los medios del Grupo Indalo- y porque el Gobierno tiene una "visión errónea" de López, al que lo ve mucho más poderoso de lo que realmente es.

El panorama es aún más desalentador. Según el duedilligence en marcha, el Grupo Indalo podría implosionar "en tres semanas". Porque carece de líneas de crédito, falta capital de trabajo y afronta una fuga de gerentes, que sienten que la nave se hunde.

¿Cuál era el plan de Terranova? Armar un...

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