Una grieta más difícil de saltar

Pareciera que el destino se ensaña con la Fórmula 1 cada vez que visita los Estados Unidos. Ese mercado que tanto le cuesta penetrar a la máxima categoría, con todo lo que implica el negocio americano en la economía de las marcas (ayer el grupo Fiat Chrysler, que ingresó en Wall Street, anunció la venta en bolsa un 10 por ciento de participación en Ferrari y emitir 2500 millones de dólares en bonos convertibles), los problemas internos se potencian. Pasó en 2005, cuando apenas 6 coches corrieron en Indianápolis, al retirarse los que calzaban neumáticos Michelin.

Esta vez, si bien en lo deportivo continuará la atención centrada en la lucha por el título entre los pilotos de Mercedes, Lewis Hamilton (291 puntos) y Nico Rosberg (274), los responsables de la disciplina estarán más nerviosos que de costumbre y se reunirán para buscar soluciones a un colapso que está próximo a estallar.

La Fórmula 1 llega a Austin, Texas, con apenas 18 vehículos. Los equipos Catherham y Marussia no participarán, ya que están bajo administración judicial. Es por ello que se modificará la cantidad de eliminaciones por tanda en la clasificación. A ello se agrega la compleja situación financiera de Sauber y Force India. A partir de ello sobrevuela el rumor de agregar un tercer auto por equipo, algo que está contemplado en la Federación Internacional del Automóvil (FIA), pero que, admiten, es una gran señal de debilidad puertas afuera. Los 18 autos también lo son...

Más allá de lo que suceda en Austin, y luego en Brasil y en Abu Dhabi, las negociaciones ya se gestionaron con miras a 2015. Y es ahí donde se ensancha la grieta que divide a la Fórmula...

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