Grabaciones

Un canto que va de las veredas al discoPlacer de ciudad, cantan las chicas de Vecina, y esa línea de la hermosa "Render peruano" podría ser una buena definición de su postura artística y, sobre todo, de su actitud hacia la ciudad. Lejos de la nostalgia tanguera que solo veía el ayer en el hoy, de la mirada crítica del rock de los comienzos con sus ideales pastoriles, de la paranoia oscura de la dictadura y del pedido de fiesta y descontrol de la liberación posterior; lejos también de la postal dura, barrial y cervecera que fue la marca de buena parte del rock de los años noventa."Una mesa al sol /ver gente pasar / ¿quién puede no estar enamorado?", dicen en la citada canción en su reapropiación de las calles. Y no es casual el verso; porque Laura Ledesma y Marianela Cuzzani, fundadoras de Vecina, decidieron hace unos dos años abrir la puerta para ir a cantar. Así, con ukeleles, cuatros venezolanos, acordeones, cajones y maracas salieron a la vereda, en Colegiales, su barrio. La desconfianza inicial de la gente ("¿cuándo pasan la gorra?" preguntaban los transeúntes que no podían creer que no había ni gorro ni bonete) fue dejando paso a la aceptación y el disfrute y pronto fueron los mismos vecinos quienes ofreceron a Vecina (ampliada ya, con más instrumentos y las imágenes visuales de Valeria Rapoport) sus veredas para que las llenaran de cantos y melodías.Hay algo de triunfo suave, de conquista amable en esto. Bien lejos de la queja persistente sobre la falta de lugares para tocar que se ha escuchado de las bandas de rock en estos años pos Cromagnon, los integrantes de Vecina demostraron que había una manera de tomar el toro por las astas. Y ahora, el grupo formado por Laura Ledesma (voz, cuatro, acordeón, guitarra y jarana), Marianela Cuzzani (voz, ukelele, cajón, maracas, guitarra y jarana), Cecilia Bienati (piano, acordeón y coros), Javier de Mendonça (contrabajo) y David Fernández (batería, maracas, trompeta y tabla hindú) tiene un disco en serio para mostrar (había uno, anterior y bien casero, que tenían disponible en las veredas de sus shows).Como era de esperar, Fotos de un buen día es un disco hecho con paciencia y esmero, desde su bonita presentación hasta las canciones que contiene y en las que los juegos de voces tienen un papel primordial. Se suceden valsecitos, livianos aires de reggae, acuáticos sonidos litoraleños; en síntesis, una canción urbana que se apropia de sonidos folklóricos y ritmos contagiosos para dejar volar letras que llevan...

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