Entre el GPS y el mapa de papel

Todavía recuerdo la primera vez que estuve al volante de un auto con navegador satelital. Fue después del Salón de París de 1996 cuando viajamos a Alemania para probar la quinta generación del Volkswagen Passat, una de las grandes novedades de aquel año. No era como los que conocemos hoy, pero fue el principio de uno de los mayores cambios tecnológicos en la historia del automóvil.Se trataba de una simple y pequeña pantalla rectangular ubicada entre el velocímetros y el cuentavueltas, y por debajo de los indicadores de temperatura de agua y tanque de combustible. En ese display aparecía una flecha que indicaba hacia dónde ir y dónde girar, a lo que se sumaba una escala graficada sobre la pantallita que ponía en cuenta regresiva los metros que faltaban para cada giro. Todo sumado a las indicaciones sonoras de una voz metálica.Nosotros, que hasta ese momento sólo usábamos los mapas ruteros en papel, estábamos fascinados. Bastaba con introducir la dirección deseada y el navegador se ocupaba del resto. Además traten de imaginarse qué valioso resultaba en un país donde...

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