El 'golpismo' de quienes temen a la Justicia

El jefe de Gabinete, , acusó al Poder Judicial de haber montado una "estrategia golpista" y de practicar un "golpismo activo" debido al , que cuenta a la Presidenta como una de sus accionistas, y a la (IGJ) para buscar información sobre irregularidades en aquella sociedad.

Los dichos de Capitanich resultan a todas luces disparatados. El hecho de que una de las más altas autoridades del Poder Ejecutivo denuncie que otro poder quiere destituir al suyo habría causado una hecatombe en cualquier país serio y debería haber sido acompañado por una denuncia judicial y las correspondientes pruebas.

También el secretario de Justicia, Julián Álvarez, y algunos legisladores kirchneristas sostuvieron la misma hipótesis de Capitanich. Sin embargo, las palabras de todos ellos se perdieron en el fárrago de noticias que desataron los allanamientos, confirmando no sólo que la palabra del jefe de Gabinete vale muy poco sino, además, el concepto autocrático del poder que ostenta y ejerce el kirchnerismo.

Esa concepción perversa y anacrónica no admite que pueda investigarse a la cabeza del Poder Ejecutivo. Por eso, el kirchnerismo no concibe que un juez ponga bajo su lupa a sus funcionarios y dirigentes, a menos que sea para sobreseerlos, como hizo el juez federal Norberto Oyarbide, con absoluta arbitrariedad y sin considerar las pruebas, cuando sobreseyó al matrimonio Kirchner en una causa por enriquecimiento ilícito. En aquella oportunidad ningún alto funcionario acusó a Oyarbide de golpista mientras investigaba, sino que se lo premió aliviando su situación, siempre comprometida por las gravísimas denuncias que acumula en el Consejo de la Magistratura. Por el contrario, bastó que Bonadio iniciara una justificada investigación sobre los muy sospechosos negocios hoteleros entre la familia presidencial y el pseudoempresario santacruceño Lázaro Báez, para que el Poder Ejecutivo cayera con todo su peso sobre el magistrado.

Luego de las palabras de Capitanich, la propia Cristina Kirchner salió a defenestrar a Bonadio, de manera similar a cuando, un par de años atrás, escrachó públicamente, y utilizando información de la AFIP amparada bajo el secreto fiscal, a un empresario inmobiliario que sólo había comentado las negativas consecuencias del cepo cambiario en su actividad comercial.

Es que el oficialismo ya no puede disimular sus nervios. Éstos lo traicionan y es en esos momentos cuando surge su verdadero pensamiento de raíz feudal, un pensamiento en el que sólo...

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