Un golpe a la industria de la litigiosidad

La Corte Suprema de Justicia aportó una dosis de razonabilidad y previsibilidad al revocar semanas atrás un fallo de la Sala 1 de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo que había condenado a un empleador y a la respectiva asociación de riesgos del trabajo (ART), de manera solidaria, a pagar una millonaria indemnización a un trabajador que, en un accidente laboral ocurrido en un buque pesquero en 2012, había sufrido una lesión en el dedo meñique de la mano izquierda. El monto de la condena, actualizado con intereses, había sido fijado en más de 8 millones de pesos.La revocación de la sentencia por el máximo tribunal de la Nación se vinculó con la arbitrariedad del peritaje, que había estimado un 26,4% de incapacidad, consistente en un 14% por disminución de movilidad y un 10% por reacción vivencial anormal neurótica y otro 2,4% por factores de ponderación, cuando la tabla de evaluación de incapacidades prevé un 5% por la amputación del mencionado dedo, que constituye una lesión más grave. Por tal motivo, la Corte consideró que, ante esa pauta normativa, el grado de incapacidad fijado por la perita en cuestión era irrazonable y desmesurado.El fallo del más alto tribunal constituyó una saludable señal hacia el resto de los peritos y tribunales del país, por cuanto fijó jurisprudencia sobre la correcta medición de los daños y de la utilización del Baremo o tabla de medición de incapacidades que se derivan de la ley de riesgos del trabajo y de su decreto reglamentario.La sentencia revocada es apenas un ejemplo de los muchos disparates periciales que han tenido lugar en los últimos tiempos, fruto en buena medida de la existencia de una vil industria de los juicios laborales que se resiste a desaparecer. Algunas de esas arbitrariedades detectadas han determinado un 31% de incapacidad por esguinces curados, un 34% por algias o dolores en la columna vertebral, un 28,7% por fracturas curadas, un 32,2% por cortes y un 32% por traumatismos subsanados -a lo cual hay que sumar un porcentaje de daño psicológico-, de acuerdo con un relevamiento de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART). Se trata de peritajes que se han apartado de los parámetros del Baremo, generando un...

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