El Gobierno se topó con su Cancha Rayada

El paladín del Excel es esa clase tan especial de alumno estudioso con aplazos enigmáticos, que suele dejar perplejos a los docentes más duchos. En ocho meses efectuó maniobras complejas y exitosas, y nos evitó la zanja de Maduro, pero el boletín persiste en traer números rojos. Se impone descontar la tenebrosa herencia y avanzar un poco en el análisis de los nuevos defectos. "Quien no quiere pensar es un fanático -decía Bacon-. Quien no puede pensar es un idiota. Y quien no se atreve a pensar es un cobarde."

Un hilo sutil e invisible parece unir a los hermanos enfrentados: kirchnerismo y macrismo son producto del post 2001 y en consecuencia subestiman la política tradicional, por más que uno se embandere con el discurso emancipador y otro se ampare en el diálogo ecuménico. Aunque con distinta ideología y también con una ética muy diferente, ambos practicaron un cierto ensimismamiento cupular y sustituyeron la persuasión (palabra alfonsinista) por un pragmático canje de fondos y favores. El resultado es siempre sexo sin amor, y a veces una cultura de extorsión implícita: sin el arma del miedo ni las mayorías automáticas, Cambiemos es un preso de buenos modales que debe pagar todos los días por protección en un pabellón de asesinos múltiples, jungla impiadosa que ha sido moldeada durante décadas por y para la corporación justicialista. Ustedes saben: cuando un peronista tiene fiebre le permiten romper el termómetro. A un no peronista, en cambio, le encajan siempre el termómetro donde mejor le quepa. El pago por protección, que al oficialismo le salva provisionalmente el pellejo, también le adelgaza las finanzas; lo que ahorra por un lado lo pierde por el otro.

En cuanto al déficit político nada mejor que observar en detalle el misterioso caso de la bomba tarifaria, verdadera Cancha Rayada de Mauricio Macri. El chiste le hizo perder la iniciativa y entregar la agenda (algo que su gabinete extravía con demasiada facilidad), y le valió una caída de cuatro puntos en la consideración popular, según reveló Poliarquía. No se trata de un derrumbe ni mucho menos, pero sí de romper una tendencia de recuperación y de retroceder a los hielos de mayo. Recordemos que sin Poder Legislativo y con las alforjas raquíticas, el oficialismo parece un modelo de Dior: vive casi exclusivamente de su imagen. A propósito, a Sergio Massa tampoco le fue nada bien en esos sondeos, tal vez por su propensión a coquetear con los pirómanos y bordear, por lo tanto, el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR