El Gobierno reaccionó con un fuerte hermetismo

La Casa Rosada apeló a la prudencia y a un cerrado hermetismo ante la detención de los máximos directivos de Trenes de Buenos Aires (TBA) por ocultar información sobre cómo la empresa utilizó los subsidios que el Gobierno le otorgó durante los últimos nueve años.La orden de captura de Sergio Claudio Cirigliano, el hombre fuerte de la compañía que explotaba la línea Sarmiento y era un asiduo interlocutor de la Casa Rosada, causó sorpresa en el Ministerio de Planificación, donde tenía llegada el dueño de TBA.De todas maneras, la orden en el Gobierno fue esperar y guardar silencio. Desde la Secretaría de Transporte, que dirige Alejandro Ramos, transmitieron expresamente a LA NACION que no harían comentarios sobre el tema.Ramos asumió al frente del área de Transporte tras la salida de Juan Pablo Schiavi, el 7 de marzo pasado, una semana después de la tragedia de la estación Once, que dejó 51 muertos y más de 700 heridos. Entonces, el Gobierno había intervenido la empresa, pero recién le quitó la concesión a TBA hace dos semanas, tres meses después del fatal choque en la línea Sarmiento.Hoy, a las 8, Schiavi se presentará en Tribunales para declarar en la causa que lleva adelante el juez Claudio Bonadio, el mismo que ayer decidió detener a Cirigliano por obstruir la investigación. El ex funcionario, que renunció luego de permanecer internado por una dolencia cardíaca, pasó ayer toda la tarde con sus abogados preparando el escrito que dejará en el despacho de Bonadio. Según pudo saber LA NACION, hará esa presentación escrita y no hablará ante el juez.Silencio oficialEn el Gobierno nadie quiere emitir opinión en un tema tan sensible. De hecho, fuentes oficiales consultadas...

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