El Gobierno ante el FMI: entre la necesidad y el estilo bravucón

Alberto Fernández junto a la titular del FMI, Kristalina Georgieva, durante su último encuentro, en Roma

No son pocos los analistas políticos y económicos que descuentan que, más tarde o más temprano, se concretará el acuerdo entre el gobierno de Alberto Fernández y el FMI por la renegociación de la deuda del Estado con el organismo internacional. Pero son muchos más los que dudan de que la Argentina pueda cumplir con los compromisos que adquiera como parte de ese hipotético entendimiento.

Entre los principales líderes de la coalición gobernante, no hay uno solo que no esté persuadido de que alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario es imprescindible, más allá de lo doloroso, y de que no hacerlo solo comprometería el deseado camino hacia el crecimiento económico. Hablamos del presidente de la Nación, de Sergio Massa e incluso de Cristina Kirchner .

La propia vicepresidenta, más allá de la habitual dureza de los dirigentes de su sector hacia el organismo financiero internacional, sabe que el acuerdo con el FMI será el menor de los males . Eso sí, está convencida de que la manera de llevarlo a cabo es persuadiendo a todo el mundo de que el único responsable del gigantesco endeudamiento del Estado argentino es Mauricio Macri .

Pero el hecho de que los mencionados referentes políticos del Frente de Todos estén dispuestos a pactar -incluso a regañadientes- con el organismo financiero no es garantía de que tengan la absoluta voluntad de cumplirlo. Solo dudas puede generar un gobierno que reconoce la necesidad de acordar para llegar a fines de 2023 con un mínimo orden en sus cuentas, pero que no está dispuesto a abandonar su estilo bravucón mientras se extienda la negociación.

Pese a que Cristina Kirchner no dejó de tomar distancia de Alberto Fernández en relación con el FMI en su más reciente carta pública , la vicepresidenta sigue machacando con la idea de que los gobiernos kirchneristas siempre han honrado las deudas públicas y se han hecho cargo de los problemas que, supuestamente, les han dejado sus antecesores.

La evolución en el discurso del kirchnerismo de cara a la negociación con el Fondo se advierte también en que sus dirigentes ya no hablan de renegociar la deuda de unos 44 mil millones de dólares a un plazo de veinte años, algo que ni siquiera los estatutos del FMI contemplan. Aceptan que, con suerte, la refinanciación llegue a los diez años, tal como lo permiten los acuerdos de facilidades extendidas.

No son pocos los interrogantes...

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