El Gobierno asimiló el mensaje, pero ordenó hacer silencio

La presidenta Cristina Kirchner decidió ayer para evitar su presencia en la quinta de Olivos y descomprimir las protestas frente al portón. La orden a sus ministros fue hacer absoluto silencio durante y después del . Pero puertas adentro de la Casa Rosada se sintió la marcha en homenaje al fallecido fiscal de la AMIA Alberto Nisman como un "fuerte golpe político".

La principal dificultad que encontraban anoche en Balcarce 50 para atacar a la movilización consistió en que fue premeditadamente despolitizada y el Gobierno no podría descalificarla fácilmente por ser "politizada" o "golpista".

"Hubo fuerte asistencia de la clase media. No penetró en sectores bajos, donde está el núcleo duro de nuestro electorado. Pero fue un inocultable hecho político, un golpe político para el Gobierno", confió a LA NACION un importante funcionario del Poder Ejecutivo.

Un factor de malestar era la desafortunada intervención por la red Twitter del militante kirchnerista y presidente del Archivo de la Memoria de la Diversidad Sexual, Alex Freyre. Se indignaron por las repercusiones negativas de sus tuits y no descartaban que la Presidenta le deba pedir la renuncia.

A las 17.21, Freyre escribió: "En minutos los vomita Dios". Y las 17.50: "Néstor hace pis", en referencia al aguacero que cayó sobre Buenos Aires y que a esa hora sembró esperanzas en el kirchnerismo de que concurriría poca gente.

Mientras la jefa del Estado abordó el Tango 01 para viajar a Chapadmalal, donde la esperaba su familia, con la que hoy festejará su cumpleaños número 62, los principales funcionarios políticos permanecieron en Balcarce 50.

En sus despachos ayer permanecieron el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández; el ministro del Interior y Transportes, Florencio Randazzo; el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro.

Pese al silencio, todos estaban pendientes de la marcha y la siguieron con preocupación y nerviosismo por la media docena de televisores que cada uno tiene en sus despachos. "Está clara la masividad. Lo mejor es que no fue politizada y en eso fueron cuidadosos. El Gobierno no la puede atacar por ser politizada y no le puede adjudicar a esto carácter golpista", admitió un funcionario del primer piso de Balcarce 50. "Pero la misma fortaleza de no ser politizada también...

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