El Gobierno, abucheado en el acto por la embajada de Israel

Llegaron tranquilos, rodeados de guardaespaldas y hasta se permitieron alguna sonrisa. Pero el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Justicia, Julio Alak, los dos representantes del Gobierno, no la pasaron nada bien ayer en el acto de recordación del aniversario del atentado terrorista a la embajada de Israel en Buenos Aires.

Silbidos, insultos y duros mensajes desde el estrado por parte de los representantes del gobierno israelí fueron las respuestas que recibieron los funcionarios durante el acto en Arroyo y Suipacha, donde hace 23 años una explosión hizo añicos la sede diplomática y dejó 29 muertos. La reacción llegó horas después de las renovadas críticas de la presidenta Cristina Kirchner a Israel, al que culpó de no haberse presentado como querellante en la investigación del ataque, y de los insultos del jefe de Gabinete al fallecido fiscal Alberto Nisman, cuya figura fue reivindicada por el ministro de Agricultura de Israel, Yair Shamir, y la embajadora en el país, Dorit Shavit.

"A los viles terroristas, entrenados y financiados por Irán, no les importó que hubiera una escuela, un jardín de infantes, una iglesia cerca. Les importó matar la mayor cantidad de judíos posible", dijo Shamir, en crítica directa a Teherán, que firmó con la Argentina el Memorándum de Entendimiento.

Después de recordar también el ataque contra la AMIA, Shamir defendió a Nisman, que investigaba ese atentado. "Más recientemente ocurrió una nueva tragedia, con la muerte del fiscal, que pagó con su vida el intento de llegar a la verdad", manifestó Shamir, arrancando sonoros aplausos de las poco más de 500 personas que asistieron al acto.

Fernández, que días atrás había llamado "turro" al fallecido fiscal y lo había acusado de "malversación de fondos públicos", también aplaudió sus palabras desde un estratégico segundo plano del palco principal.

No fue ése el único trago amargo para el Gobierno durante el acto, que duró poco más de una hora bajo un sol que caía a plomo.

Cuando los ministros (y también el vicecanciller Eduardo Zuain, presente en el acto) fueron nombrados por el locutor para ofrendar flores de homenaje a los fallecidos, aparecieron silbidos aislados y algún insulto.

"¡Son una vergüenza, antisemitas! Váyanse", gritó una veintena de personas, adultos en su mayoría, ubicados detrás de la reja de la plaza seca, a escasos veinte metros del palco, pero de frente a los funcionarios.

El clima tenso persuadió a los funcionarios de la Casa...

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