Gloria a la peor imagen

Extraño galán. Anton Rubinstein, el gran pianista y compositor ruso, estaba en las antípodas de los consabidos estereotipos del artista romántico. Más allá de su mal carácter, su trato hosco y su apego por las cuestiones materiales, no ponía ningún cuidado en la creación de una imagen acorde al ideario romántico. Descripción en un periódico de Berlín: "Era tan desgarbado y extraño que algunas personas del público al verlo lo compararon con un elefante". El escritor y crítico inglés Sacheverell Sitwell también apeló a comparaciones zoológicas: "Había algo animal en su cabeza gacha y desgreñada y en la forma de sus extremidades y su espalda". Con todo, su arte pianístico era potente. En Nueva York, adonde llegó en 1872, lo adoraron. Al final de un concierto en el que tocó seis sonatas de Beethoven, el público femenino se subió al escenario y, a los tirones y forcejeando como barrabravas, le desgarraron la ropa tratando de quedarse con algún retazo. Las mujeres, como...

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