Se gesta una alianza entre sindicalistas y piqueteros que inquieta al poder

Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, y dirigentes de la Unidad Piquetera se reunieron con cuatro directivos de la CGT enviados por Pablo Moyano

A la vera del lago Lemán, en el exclusivo restaurant La Perle du lac , el ministro de Trabajo, Claudio Moroni , ofició de anfitrión el martes pasado de una cena que bien podría haberse concretado en Buenos Aires. Asistieron los empresarios de la Unión Industrial Argentina (UIA) Daniel Funes de Rioja, Juan José Etala, Jorge Hulton y los sindicalistas de la CGT Héctor Daer, Gerardo Martínez y Andrés Rodríguez. También estuvo Guy Ryder , el inglés que dirige desde hace años la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a cargo de quien habría quedado el pago de la suculenta cuenta, con un menú ejecutivo que no baja de los 60 dólares. Si bien los comensales aseguraron que no se charló sobre la agenda doméstica, el encuentro en Suiza sirvió como escenificación de un acuerdo tripartito a 12.000 kilómetros del lugar donde la inflación se mantiene a ritmo de machete y la crisis económica y social amenaza con profundizarse.

La Perle du lac, el restaurante en Ginebra, Suiza, donde se reunió el ministro Moroni con empresarios y sindicalistas en un alto del Congreso de la Organización Internacional del Trabajo

Al día siguiente, en Buenos Aires, Pablo Moyano habilitó a cuatro gremialistas de su confianza a abrir las puertas de la CGT para recibir a los dirigentes del Polo Obrero (PO) y la Unidad Piquetera . Omar Plaini, Pablo Flores, Daniel Ricci y Adriana Monje recibieron en la biblioteca de Azopardo 802 a la comitiva que encabezó Eduardo Belliboni , el referente social vinculado a la izquierda que desafía en las calles casi a diario al Gobierno. En una mesa modesta, entre medialunas y vasos de agua, coincidieron en la preocupación por la pérdida constante del poder adquisitivo del dinero y en la necesidad de activar urgente el Consejo del Salario, que define el sueldo básico y actualiza partidas sociales y jubilaciones.

No hubo un apretón de manos para coordinar un plan de lucha común, pero al término del encuentro, a la distancia durante un alto de una gira nacional que encabeza para normalizar las seccionales de la CGT, Pablo Moyano envió una señal que se interpretó como un primer paso firme para avanzar en una alianza que todavía no se cristalizó, pero que ya inquieta al poder político y económico . "Es necesario desde la CGT convocar a una gran marcha para repudiar las políticas inflacionarias que...

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