Gente que contesta con el bolsillo a quien le habla con el corazón

Guillermo Moreno es el funcionario menos acomplejado que tiene Cristina Kirchner. No sólo lo demuestran sus controvertidos episodios callejeros, sino un rasgo que lo ha encaramado en influyente consejero económico de la Presidenta: es el único que realmente se anima a decirle lo que piensa. Tal vez porque ?también a diferencia del resto? sería capaz de inmolarse por el modelo. Este costado, que convive a diario con manifestaciones que deberían costarle el cargo en cualquier país racional ?la violencia, la amenaza, la manipulación de las estadísticas? supone en el secretario de Comercio Interior una reserva de nobleza valorable para cualquier jefe de Estado.La descripción parece sólo psicológica pero, aquí, es también política. El hermetismo que Cristina Kirchner suele insuflarle a la gestión en medio de hombres y mujeres que cuidan sus empleos públicos retroalimenta, en círculo vicioso, ese aislamiento. Está sólo Moreno, entonces, cuando hay que acercar propuestas sin que la Presidenta pueda sospechar que éstas esconden un interés personal.Algo de todo esto viene pasando en los últimos días con algunos nudos gordianos de la administración. Por ejemplo, la fuga de capitales, que alcanza ya los 3000 millones de dólares por mes. Miembros de la Unión Industrial Argentina (UIA) volvieron esta semana pasmados de una reunión con el secretario: lo oyeron despotricar contra esa sangría de modo, como siempre en Moreno, desmesurado. Su queja era contra la actitud de empresarios y trabajadores respecto de la moneda norteamericana. Los primeros, decía, son injustos por refugiarse en el dólar después de haber ganado fortunas, pero lo de los asalariados es más cruel: hacen lo mismo frente a un gobierno que ha hecho lo que nadie por recomponer sus ingresos.La idea quedó boyando en la UIA. Hay que admitir que le devuelve al personaje cierta candidez luego de la gresca de Vicente López, porque recuerda la sentencia del ex ministro Juan Carlos Pugliese sobre los mercados ("Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo"). Su principal implicancia, con todo, es que se anticipó una vez más a lo que ocurriría horas después en la calle: el viernes, con el apoyo de la Gendarmería, varias casas de cambio y bancos recibieron inspecciones de la AFIP, de la UIF y del Banco Central para controlar...

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