Generar expectativas de un cambio virtuoso prolongado

Sesión en la Cámara de Diputados por el acuerdo con el FMI

Los problemas argentinos requieren mucho más que "ordenar la macro"; demandan reformas institucionales sostenibles en el tiempo. No se trata de conseguir financiamiento para postergar pagos de la deuda, evitar o suavizar el ajuste del gasto, o administrar la oferta en el mercado cambiario, hay que producir reformas que impidan la marcha atrás y desperdiciar el sacrificio, generando expectativas de un cambio virtuoso prolongado.

¿Cómo se garantizan la estabilidad y continuidad de reformas para recorrer uno de esos caminos? Nada fácil en un país que dio marcha atrás a la convertibilidad, las jubilaciones privadas o la privatización de YPF. Las alternativas pueden ser varias. Primero, obtener resultados rápidamente (caída de la inflación, del desempleo, reactivación de la producción y el comercio) fortaleciendo la posible continuidad del gobierno que realiza las reformas, o garantizando su continuidad incluso si cambia el gobierno (por ejemplo, Chile, Uruguay o Perú). Los primeros años de la convertibilidad son un caso, también, de que si no se mantiene la disciplina fiscal, se fracasa.

Segundo, que las reformas actúen como un candado que dificulte desandar el camino . La convertibilidad no fue suficiente, la dolarización con elección de monedas sería algo mucho más difícil: Correa no pudo dar marcha atrás en Ecuador, Bukele en el Salvador, tampoco. No es a prueba de balas: Robert Mugabe la impuso y luego "desdolarizó" en Zimbabwe. Aquí se aprobaron leyes de "déficit cero" que no llegaron a ponerse en funcionamiento antes que se las llevara puesta la tormenta. El pacto fiscal de Macri fue derogado por muchos que lo habían votado.

La tercera opción debería ser descartada: reformas institucionales a través de una reforma constitucional . La razón es simple: si se abriera un período constituyente, la actual experiencia chilena sería un ejemplo de cordura respecto de lo que resultaría aquí. James Buchanan, premio Nobel en Economía en 1986, propuso incorporar medidas de disciplina fiscal como límites al crecimiento del gasto público, al déficit fiscal, al endeudamiento, a nivel constitucional, para que fuera mucho más difícil removerlas. Interesante, pero imposible.

Distinto hubiera sido aquel pacto fiscal si se hubiera aprobado como una "ley convenio" que, si bien aparece en la Constitución para cambios en la coparticipación federal, dirán los juristas si pudiera extenderse a reformarlo e...

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