Ganancias: una carga que va en aumento

Sin una poda periódica, en el momento justo y con el método adecuado, las ramas de ciertos árboles avanzan en forma desprolija, desproporcionada. Algo así ocurre con el impuesto a las ganancias, que grava los ingresos de las personas: con el abono de una inflación alta, la insuficiente adecuación de las variables que definen quiénes y cuánto pagan provocó una suba significativa de la proporción de dinero con la que se queda el Estado, considerando ingresos de igual poder adquisitivo. El tema afecta a asalariados, jubilados y autónomos y se agrava este año: según se prevé, la presión alcanzará un récord en varios niveles de sueldos (medidos a valor constante), en el lapso de 15 años.Ese efecto se dará, según se prevé, para los asalariados solteros con ingresos de más de $ 15.000 brutos mensuales, y para los casados con dos hijos con sueldo de más de $ 20.000 mensuales.En comparación con 2003, año de llegada al poder del kirchnerismo, el porcentaje del salario que se lleva Ganancias se duplica y más aún en varios de los tramos de ingresos gravados, con alzas de hasta 150%, según lo estimado para este año. En otros casos, los aumentos serían de entre 30 y 75%, siempre considerando en el cálculo la suba de 20% de la base imponible, que resulta insuficiente porque ?además de que para este año se estima una inflación de 25%? desde el cambio anterior, hace dos años, el alza de precios fue de 50 por ciento. La carga, por esa razón, será más alta este año que en 2011 y 2012.Las conclusiones surgen de un informe que elaboró el Ieral para LA NACION y que muestra que el impacto resulta mayor para los ingresos más bajos . Se trata de una medición del peso del impuesto para sueldos brutos de $ 10.000 a $ 30.000, a valor constante. Es decir: se consideraron, en cada año, salarios tales que tuvieran el poder de compra actual de los montos mencionados.La suba de la presión tributaria es una realidad para los bolsillos, que se contrapone a los dichos de la presidenta Cristina Kirchner, quien el lunes pasado afirmó que "este gobierno no ha aumentado ningún impuesto".Para que la discrecionalidad, o la situación política o fiscal de cada momento dejen de ser la regla, tributaristas y economistas suscriben la misma receta: debería discutirse, en primer lugar, cuál es el punto de partida para que el ingreso de una persona quede gravado y, en segundo término, cuál es el índice para un racional ajuste periódico, no sólo del menor salario imponible, sino también de los tramos de...

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