Galeano jugó a escribir el fútbol

El mejor homenaje que los futboleros le pueden rendir a Eduardo Galeano es tomar por bandera su histórico reclamo: considerarse "mendigos de fútbol, rogar una jugadita por el amor de Dios". Al escritor uruguayo fallecido ayer le estaba permitido usar las manos en el fútbol, en su caso no era antirreglamentario, porque "escribiendo iba hacer lo que nunca había podido con los pies", un arte este último que le fue negado por ser "un chambón irremediable, una vergüenza de las canchas".

Este hincha de Nacional sospechaba que el "sol es una pelota encendida", y que "el mundo gira en torno a la pelota". Iba por la vida repitiendo lo que le respondió una teóloga alemana cuando le preguntó cómo ella le explicaría a un niño qué es la felicidad: "No se la explicaría, le tiraría una pelota para que juegue".

Para Galeano, el fútbol es una carta de ciudadanía: "Juego, luego soy. Revela una identidad colectiva, el perfil propio de cada comunidad, y afirma un derecho a la diferencia. Dime cómo juegas y te diré quién eres".

A mediados de la década del 90 se publicó "El fútbol a sol y sombra", un libro que reúne más de 250 textos breves sobre personajes y situaciones. De Garrincha escribió que "era Chaplin en cámara lenta, un perdedor en la vida con buena suerte en el fútbol". Y es sabido que la buena suerte y el fútbol se acaban rápido. Por eso "murió de su muerte: pobre, borracho y solo".

De Maradona saludó su irreverencia contra los poderes establecidos, su desafío a la burocracia parásita del fútbol. Una lucha que Maradona asumió a pesar de que "no iba a tardar en darse cuenta de que era insoportable la responsabilidad de trabajar de Dios en los estadios, pero desde el principio supo...

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