El futuro de China

La reciente destitución de su cargo del hasta hace poco estrella del ala conservadora de la cúpula china y líder del Partido Comunista en la ciudad de Chongqing, Bo Xilai -un carismático dirigente populista y nacionalista que aspiraba a ingresar en el Comité Central del Politburó del Partido Comunista Chino-, sugiere algunas reflexiones atento a que estamos frente a la purga más importante desde 1989.Queda una vez más meridianamente claro que las luchas por el poder dentro del Partido Comunista son reales, pero, además, tan opacas como el proceso mismo de selección de los líderes a los que se terminan confiando las responsabilidades más altas de gobierno. La transparencia está totalmente ausente. Por esto, no es fácil saber si esa purga es, o no, una derrota del sector más autoritario del partido y una victoria para los líderes más progresistas y abiertos.En rigor, el hecho de haber seleccionado para reemplazarlo a un economista formado en Corea del Norte, cercano a Jiang Zemin, sugiere que los llamados "conservadores" han sufrido una dura derrota. Lo que indica que los duros postulados de la llamada Revolución Cultural, pese a estar perimidos, siguen vigentes, al menos para algunos. Esta situación es obviamente intranquilizadora, particularmente, cuando los dirigentes más liberales están dejando el gobierno en manos de Xi Jinping y Li Keqiang. Ambos, poco conocidos para el mundo exterior, deberán de aquí en más arbitrar entre facciones con postulados y creencias bien disímiles.El primer ministro de China, Wen Jiabao -quien bajó el objetivo de crecimiento de esa nación a un 7,5 por ciento para 2012, con el consecuente impacto negativo en el mundo y en los mercados de materias primas, al tiempo que intenta incentivar la producción en provincias del interior...

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