El fútbol por dentro

"Si tú quieres, hijo, ver el mundo, ven conmigo, que yo te llevaré a la calle mayor, que es a donde salen todas las figuras [...] Llámase Hipocresía, calle que empieza con el mundo y se acabará con él, y no hay nadie casi que no tenga, si no una casa, un cuarto o un aposento en ella".

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Allí marcha el cortejo del fútbol. Quedó expuesto, de la mano del desengaño.

¿Acaso no van tristes? Todo es por fuera.

¿Los adversarios que dicen ser leales? Jamás lo fueron. Ingenuo es pedir lealtad cuando tampoco existió por algo tan sencillo como un juego.

¿Las autoridades no parecen puras? Falsos jueces esperando una voz superior. Órdenes de negocios. Ventajas y perjuicios de continuar con el show. Agresores y víctimas se apuran no para pedir que la justicia sea justa, sino para que esté de su lado.

¿Los agredidos no están sufriendo? Los que parecían padecer por los heridos en realidad estaban abocados a no permitir que alguien les quitara el triunfo de manera injusta. Los que fueron rociados con ácido mañana se sacarán fotografías celebrando la victoria, disfrutarán burlándose del otro.

¿Y el analista de la palabra sabia, justa y medida? Ayer se divirtió, promocionó y se benefició...