Por fuera de tradiciones y convenciones

Desde hace tiempo, las propuestas más renovadoras en las artes escénicas ponen en crisis la utilización del escenario tradicional, sus cortinados, sus ritos espaciales. En esa búsqueda hacia zonas más experimentales, varios creadores locales cuestionaron la misma arquitectura teatral. No todo, por defecto, tiene que transcurrir en el típico escenario de un típico teatro. La escena alternativa porteña viene transitando esa línea de experimentación desde hace mucho tiempo (no así el circuito de público, siempre tan lento para incorporar lo que está por fuera de sus pesadas estructuras).

Como parte de este proceso, en los últimos cuatro años, Elefante Club de Teatro se ha transformado en una sala en constante reflexión: podría decirse que en una obra en sí misma. Desde que tiraron la pared que separaba una zapatería de la cocina de la casa, ese espacio se convirtió en el hall del teatro. Allí se opera la parte técnica, y es escenario y platea de una acción que transcurre en la vereda; mientras tanto, en un dormitorio devenido una segunda sala teatral, los viernes levantan parte del piso para ambientar un montaje en un pozo húmedo de un hiperrealismo extremo.

En su constante fricción con la realidad, las artes escénicas se han apropiado de espacios tanto públicos como privados. Un baño, una habitación de un hotel, un gimnasio, una fábrica, un colectivo, un shopping, una pileta, un local de venta de cocinas o una fachada de un edificio se han transformado en escenarios temporarios (y a veces clandestinos) de estas propuestas de cruce en las que las artes escénicas entran...

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