Fronteras en tensión

En el kilómetro cero del grupo KM29, un talentoso coreógrafo se fue hasta Casa Joven, de González Catán, para realizar un trabajo físico con pibes de 15 a 17 años que no tienen la vida fácil. Eso fue en 2010. Del grupo inicial quedaron cinco, y entre ellos fue surgiendo la idea de montar una obra de danza. Al grupo madre se le fueron sumando un bailarín, una asistente/productora, un especialista en parkour y un iluminador.De aquel proyecto se enteró Martín Bauer, quien los programó para el Tacec. A partir de esa fecha de estreno, KM29 comenzó a sumar más kilómetros entre Catán, una sala de Chacarita y La Plata. El espectáculo se llamó Los posibles. Fue un éxito de público y fue algo tan único que se repuso dos veces en el Cultural San Martín. Los posibles era danza, y no sólo danza. Era poética pura y pura radiografía de lo social. A lo sumo, cuerpos, diversidades, tensiones, sonoridades, miradas, densidades.A tres años de esa historia extraordinaria, hoy estrenan su segunda obra. La llamaron Duramadre. "Es el nombre de la membrana, un tejido hipersensible, que recubre el cerebro. Como este proceso estuvo muy conectado con el entrenamiento de ese tejido y de todos los tejidos conectivos, terminamos llamándolo así", cuenta el coreógrafo creador de obras como Taulet y Los trompos, que estrenó con el Ballet del San Martín. El nombre de esa membrana hablaba también sobre los vínculos, las tensiones y las redes internas y externas que definen al actual proyecto.En esa línea de tensiones internas que forman el núcleo duro de Duramadre, la gráfica del espectáculo (aspecto, siempre, sumamente cuidado por el grupo) es una mancha. "Veo a Francis Bacon, veo rostros deformados, veo esa membrana", dijo el autor de la mancha, el diseñador Gonzalo Martínez. Así fue como la mancha se convirtió en un posible símbolo de esa membrana que se concentra y expande en el escenario.Del estreno de Los posibles a Duramadre, espectáculo que se presentará hoy en el Cultural San Martín, han cambiado muchas cosas. "Cuando presentamos la obra anterior, los chicos de Catán rondaban los 17 años. Ahora ya no son los pibes. Son unos grandotes y barbudos de 20 o 21 años. Y nosotros, desde la producción de KM29, afinamos infinidad de cuestiones. De hecho, estamos pensando en una posible gira por Europa que tendría lugar el año próximo. Eso ni lo podíamos imaginar cuando estrenamos Los posibles. Eso era puro hoy", recuerda Onofri, minutos antes de una pasada en el escenario de la sala Alberdi...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR