Freud y Jung, un fértil desencuentro

Ya nos hemos familiarizado tanto con el semblante circunspecto de Sigmund Freud, con su mirada inquisitiva, esos anteojos redonditos, la prolija barba blanca y su cigarro siempre a mano, que hoy su imagen es un ícono del siglo XX y de las rupturas que marcaron sus grandes protagonistas. Junto a otros de la talla de Albert Einstein, que se internó en las profundidades del tiempo y la materia, o de Pablo Picasso, que se animó a romper las prolijas reglas de la representación artística, Freud se ocupó de quebrar la corteza de las apariencias de la conciencia para descorrer el velo de una dimensión hasta entonces casi desconocida: el inconsciente y la dinámica del psiquismo humano. Así, logró canonizar al psicoanálisis como el método psicoterapéutico contemporáneo. Pese a los que siguen pensando que es una "pseudo" ciencia, hoy en día es indiscutible la solidez y difusión de la visión freudiana. Ser psicoanalista ha llegado a ser una de las profesiones más rentables y reputadas, casi un sinónimo de la sofisticación intelectual de las grandes metrópolis.

En los últimos tiempos, también ha comenzado a crecer el interés por otra figura pionera de la psicología, tan o más colosal que el mismo Freud. Es el médico y psicólogo suizo Carl Gustav Jung, creador de la psicología analítica y de conceptos tan resonantes como los de arquetipo e inconsciente colectivo.

Pese a la magnitud de su obra y a sus esfuerzos por avanzar sobre campos aún desconocidos para la ciencia -como el de la sincronicidad, que exploró junto al físico Wolfgang Pauli-, la psicología académica sigue retaceándole lugar a Jung. Lo considera irracionalista, de inspiración esotérica y, por tanto, poco "científica". Aunque hay excepciones, en los claustros universitarios parece resonar aún la admonición del propio Freud, cuando en las vísperas de su histórica ruptura con quien había sido su discípulo, exhortó a Jung a convertir la teoría sexual en un "dogma" y mantenerse en ella como en un "bastión" frente a la "oscura avalancha del ocultismo". Pero ha pasado casi un siglo de aquel encuentro, nuestros oídos se han hecho más receptivos y el legado de ambos personajes -ese amplio jardín con senderos que se bifurcaron- parece cobrar cada vez más vigencia. Desde diversos ámbitos de la cultura, tanto el cine como el teatro, el ensayo, la literatura y hasta la televisión, siguen generando una renovada reflexión en torno a ellos.

Después de muchos años de ostracismo, en 2009 salió a la luz una...

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