El Frente Marketinero para la Victoria

A veces hay que parar la película, retrocederla un poco, encontrar la escena fundamental y volver a pasarla en cámara lenta. En este caso, la escena pertenece al cineasta Adrián Caetano. Es marzo del año pasado y está diciendo que su película sobre Néstor Kirchner será narrada desde "un lugar objetivo, para que no se convierta en una parodia obsecuente." Luego hay que adelantar un poco la película y volver a detenerla. Ahora está diciendo que siente tristeza: los productores del film no están conformes con su visión personal. Que no permite "ciertas cosas -explica Caetano- como en un documental más convencional, con entrevistas que puedan manipular la información". Adelantamos un poco más y ahí lo volvemos a encontrar: "No me saldría para nada un documental de propaganda", dice.Aclaremos, a estas alturas de la función, varios puntos relevantes. Caetano siente una legítima admiración por el movimiento nacional y popular. Para simplificar, se podría decir que es kirchnerista. Pero su productor era Fernando "Chino" Navarro, diputado bonaerense y miembro de la mesa de conducción del Movimiento Evita. Su idea era más simple: crear una película que idolatre a Cristina y mitifique a Néstor. La plata surgió de empresas relacionadas íntimamente con el Gobierno y de los misteriosos bolsillos de "algunos militantes". Florencia Kirchner, la hija del líder, participó en la recolección de imágenes y anécdotas. El otro socio era Jorge "Topo" Devoto, ex compañero de aventuras de Rodolfo Galimberti, publicista de los Kirchner y prestidigitador del Frente Marketinero para la Victoria.Pero después de estos flashbacks, hagamos un close up al kirchnerismo, y un travelling por sus metodologías internas. El episodio Caetano lleva implícito que para ciertos funcionarios nacionales y guerreros de la causa, un obsecuente vale más que un kirchnerista. Me explico. Se pretendía una película meramente elegíaca, "manipulada con entrevistas" y sin matices: Néstor debía aparecer simplemente perfecto. Caetano es un artista, no podía hacer eso. No podía plegarse a una operación de proselitismo.Algunos periodistas que adscriben con honestidad intelectual a este modelo suelen ser menos confiables para el Gobierno que los célebres mercenarios o los notorios talibanes que, con salarios astronómicos, mantiene a su servicio. Alguna vez habrá que volver a privatizarlos a todos, ¿no? Una cosa es abrazar la fe, y otra muy distinta es realizar operaciones y renunciar a hacer preguntas...

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