Frente a una gran oportunidad

el resultado de las elecciones nacionales legislativas ha significado un voto de confianza en el gobierno de Mauricio Macri, que lo pone frente a una gran oportunidad para profundizar los cambios, a fin de que la calidad institucional, la transparencia pública, la previsibilidad económica y la seguridad jurídica sean signos característicos permanentes de nuestra democracia.

Los comicios estuvieron, en líneas generales, signados por la normalidad, en tanto que no se evidenciaron ni la tensión ni las amenazas de los días previos al acto electoral, en el que debe destacarse la ardua colaboración de los fiscales de mesa.

La ciudadanía ha apoyado mayoritariamente una gestión gubernamental que, aunque todavía está lejos de cumplir con sus objetivos, ha dado señales de que el camino del diálogo -y no el de la confrontación- debe ser el elegido para la construcción de las políticas públicas, al tiempo que ha manifestado una firme voluntad de terminar con los procedimientos extorsivos, con los comportamientos mafiosos y con un flagelo, como el del narcotráfico, frente al cual el anterior gobierno prefirió hacer la vista gorda.

Asistimos a un pronunciamiento electoral que también castigó los métodos violentos, las amenazas, los piquetes y las más recientes tomas de colegios, mecanismos que han colmado la paciencia de los argentinos de bien y que, lamentablemente, continúan siendo utilizados por diversos sectores políticos y gremiales.

Las urnas han ayudado a despejar un temor que cundía en parte de la sociedad, pero fundamentalmente entre el empresariado. Se refería a un viejo síndrome de la Argentina según el cual todo gobierno no peronista parece verse imposibilitado de concluir su mandato constitucional. Esa triste tradición se ha dado, en los últimos sesenta años, con Arturo Frondizi, con Arturo Umberto Illia, con Raúl Alfonsín y, finalmente, con Fernando de la Rúa. La fortaleza con la que emerge el actual gobierno tras el reciente acto electoral hará que esas dudas sean dejadas de lado y que, por el contrario, comience a pensarse seriamente en la posibilidad de que el actual jefe del Estado pueda ser reelegido por otro período constitucional.

Desde 1985, ninguna fuerza política se había impuesto en una elección general, como Cambiemos ayer, en los cinco distritos más poblados del país; esto es, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, la Capital Federal y Mendoza. Sin embargo, el oficialismo seguirá...

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