La fragilidad de la extrema lucidez

Dos materiales muy opuestos la tienen como protagonista. Leonor Manso participa como actriz en el proyecto Amor, dolor y qué me pongo (Tabarís) y acaba de estrenar, con su dirección, Incriminados de Peter Hanke en el Centro Cultural de la Cooperación. Ambas producciones le posibilitan entregarse a una actividad que le interesa mucho y, por sobre todo, le imponen "jugar", como ella dice, en un momento muy especial de su vida. La lamentable muerte de su hijo Lucas la obligó a dejar el elenco de Todos eran mis hijos antes de estrenar, y sentía que debía volver a las tablas con propuestas que la colocaran en un lugar menos doloroso."Toda la vida dije que a los personajes uno no los elige: te eligen -comenta- y esa madre de Miller que está esperando un hijo que cree que está vivo, no era para mí en ese momento. En cambio, la obra de Peter Handke me ubicó en otro lugar. Tenía este compromiso, sobre todo con Maia Mónaco, que me había convocado para que la dirigiera [la intérprete comparte escenario con Martín Pavlovsky]. Al principio pensé en no hacerla; sabía que iba a ser difícil, pero volví a leer el texto y algo me dijo que debía concretarlo. Y me hizo muy bien. A través de las palabras de Handke, pude jugar y conectarme con lo espiritual, con una tercera voz, donde está mi hijo. Tuve mucha conexión con este trabajo y fue hermoso."Incriminados es un texto complejo, una prosa poética en la que el autor austríaco observa muy críticamente al ser humano dentro de la sociedad contemporánea. El material posee una musicalidad muy intensa y, en su puesta, Leonor Manso decidió introducir un poema (la tercera voz en cuestión): "Cuando el niño era niño", el mismo que abre la película Las alas del deseo , cuyo guión también pertenece a Handke. "Fue una decisión muy intuitiva y decidí respetarla", acota la actriz y directora con mucha modestia, sabiendo muy bien que a los sentimientos que afloran desde muy adentro hay que dejarlos salir.En verdad, toda la entrevista con LA NACION se desarrolla por unos carriles muy particulares. Leonor Manso se muestra muy frágil pero, a la vez, su pensamiento mantiene una profunda lucidez. El teatro, la televisión y hasta su cauta mirada sobre este momento actual de la Argentina son temas a los que no escapa y sobre los que aporta una reflexión provocadora.El primer planteo que apareció al dirigir esta obra tiene que ver con cómo uno se instala en esta sociedad. "[Con] cómo se incrimina", aclara Manso. " Incriminados habla de una...

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