Food trucks: hay cada vez más, pese a que no están habilitados

Comer rápido, sano y en la vereda, a pocos metros del trabajo, es una propuesta consolidada en ciudades como Nueva York, Boston o París. Y, desde hace unos cuatro años, la tendencia se impone en Buenos Aires, donde cada vez resulta más familiar toparse con un food truck.

Estos camiones acondicionados y decorados ofrecen en eventos, festivales y espacios como shoppings a cielo abierto comida gourmet al paso, cocina de autor y comida fresca, es decir, sin procesos industriales.

"La tendencia del aumento de los food trucks crece desde hace unos cuatro años en Buenos Aires. En ese momento, funcionaban tres camiones; hoy hay al menos 15 en funcionamiento y otros 15 en el taller por salir a la calle", contó Ernesto Lanusse, creador de Nómade y presidente de la Asociación Argentina de Food Trucks.

Estos camiones se han visto en eventos como la Feria Masticar, Tecnópolis, BARock, en el Museo Marq, de arquitectura y diseño, o también a modo de punto fijo, como en el Distrito Arcos, en Palermo.

"Que la gente coma en la calle rápido, rico y barato es una necesidad en las ciudades. Pocos cuentan con dinero para pagar un almuerzo en un bar todos los días", indicó Lanusse, que decora su instalación con plantitas, frutillas y guirnaldas de flores.

Por ahora, los food trucks sólo circulan por circuitos privados, porque la ley porteña que contempla la venta de alimentos en la calle sólo permite el expendio de golosinas, garrapiñadas, panchos y carnes a la parrilla.

"Habilitar un food truck o no no cambiaría la cuestión. La ley de alimentos sólo permite vender cosas envasadas; no son frescas, no son de temporada, no son saludables", explicó Lanusse, que recordó que en la ciudad la mitad de los chicos tienen sobrepeso. "Creemos que se trata de una política pública, que los privados tenemos que trabajar con el Estado. Nosotros no queremos sacarle el trabajo a nadie; queremos ser una oferta más", dijo, en relación con que los puesteros de choripán los ven como una clara competencia.

El estatuto de la Asociación Argentina de Food Trucks se dirige, principalmente, a pequeños emprendedores. No pueden tener más de cuatro camiones, y deben ser gestionados y atendidos por sus dueños.

Es el caso de Pablo Erli, que comanda Logia, un camión en donde elaboran desde buñuelos de morcilla hasta cerdo con salsa de tomate especiado y pickles de pepino. "Viví varios años en otras ciudades del mundo y observé que la gente podía comer bien en la calle. Y no hay que sentarse una...

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