El Fondo no dijo por dónde empezar

Fue hace un mes. Parece un siglo porque el Gobierno no había anunciado todavía su decisión de acudir al . Ese día, viernes 4 de mayo, en plena corrida cambiaria, los ministros y anunciaron una baja de la meta fiscal para este año (3,2 al 2,7% del PBI). Un recorte de gastos que, agregaron, afectaría principalmente a la obra pública. La decisión puso en alerta rápidamente a la Cámara de la Construcción, que, tres días después, 24 horas antes de que diera a conocer su pretensión de pedirle ayuda al organismo multilateral, se congregó en Paraná, Entre Ríos, con todas las jurisdicciones del interior. Estaban casi todos los referentes de este mundo contratista -Aldo Roggio, Juan Chediak, Carlos Bacher (Techint) y Miguel Marconi (Supercemento), entre otros-, que acordaron una estrategia que seguirían al pie de la letra: mantener el contacto con los ministros y con Gerardo Martínez, líder de la Uocra, para convencerlos de que la baja del gasto impactaría en el empleo y en la actividad.

La construcción es siempre un sector emblemático. Es, por lo pronto, el primero en enterarse de los ajustes. Pero sus penurias preceden en este caso a la última tormenta cambiaria. Abril, por ejemplo, último registro disponible de la cámara, ya venía mostrando un cambio de tendencia: fue la primera vez desde septiembre de 2016 que no hubo creación de empleo respecto del mes anterior. Hasta entonces, la recuperación laboral se había detectado en las dos maneras de medirlo, anual y mensual. Estas dificultades conviven con un problema estructural que al sector le llegó con Macri. Fuego amigo. Según una lógica nueva aquí, pero practicada en todo el mundo, el Estado ha decidido incentivar o eventualmente subsidiar la demanda de inmuebles mediante el regreso del crédito, no ya la oferta, clásico esquema que se instrumentaba en la Argentina a través de transferencias a provincias y con planes de los institutos de vivienda. Las constructoras deben entonces convertirse en desarrolladoras: obtener ellas mismas, para edificar, el financiamiento que con el modelo anterior suministraba el Estado.

Son discusiones sectoriales. Sin embargo, después de la corrida y los anuncios de recortes, derivan en dilemas que incluyen al resto de los empresarios y que asaltan a la Argentina cada vez que se enfrenta con su problema recurrente, que es la falta de dólares para financiar su gasto público: ¿quiénes deben pagar el costo del ajuste?

Días después de aquel encuentro en Paraná, Gustavo...

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