Al final, vamos por menos

Hace mucho que no tenemos un verano como éste. Un calor subsahariano ha venido a coincidir con la crisis del servicio energético y lo que debían ser días de fiesta se han convertido, para mucha gente, en un infierno abrasador. En mi cuadra, si no hay corte, la tensión oscila entre 160 y 190. La luz, frágil, mengua como la llama de una vela a merced de la brisa, y los aparatos eléctricos, aire acondicionado incluido, se rinden exhaustos. Lo que pasó con los trenes (que hoy demoran una eternidad porque en coches colmados y sin aire muchos caen como moscas y entonces los maquinistas optan por cancelar el viaje) está pasando ahora con la energía. Y así como los "culpables" de Once y la caída del sistema ferroviario fueron los concesionarios (meros cómplices), hoy el Gobierno, ante el colapso energético, carga las tintas contra las empresas eléctricas. "Edenor roba, Clarín miente", pintaron los muchachos de La Cámpora en las paredes de mi barrio. Ante el cuadro de situación, la leyenda provoca ternura. Sin embargo, ilustra la dramática parábola del kirchnerismo en este 2013 que se va: empezó el año decidido a consumar su plan hegemónico y "eterno", pero lo termina desorientado, con el poder diluido y abrazado a su compañero más fiel, el relato, reducido ya a una hoja de parra que no alcanza a cubrir aquello que, por obsceno, se quiere tapar.Se ha dicho que los Kirchner quisieron replicar en el país lo que habían hecho con éxito en Santa Cruz. Hay que reconocer que casi lo logran. Tan cerca estuvieron que, cuando tenían el castillo rodeado y sólo faltaba el asalto final, expresaron sin tapujos su divisa en el "Vamos por todo", que fue consigna y grito de guerra. No les faltaba razón: tenían en un puño a la empresa y los grandes negocios, dominada la justicia federal y cooptados casi todos los organismos de control; este año la faena se iba a completar con la colonización del Poder Judicial, "democratización" de la Justicia mediante, y con el ataque definitivo al Grupo Clarín. La "Cristina eterna" estaba a la vuelta de la esquina, y con ella la conquista del Estado como instrumento de un proyecto faccioso de acumulación de riqueza y poder. Todo se había logrado con un método brutal pero efectivo cultivado en el Sur, que podría resumirse así: amenaza-miedo-colonización-dominio. La brutalidad, así como las verdaderas intenciones, eran maquilladas por el relato, que además servía para justificar los errores.Pero este año, en algún momento, algo se torció. La Corte...

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