Un final polémico que generó agresiones en las tribunas

Un desenlace escandaloso, de esos que rememoran los oscuros capítulos del pasado de la Copa Libertadores. Un final extraño, con los dos planteles concentrando la bronca y el descontento contra el árbitro ecuatoriano Omar Ponce, que llevaba las riendas del partido con mano segura, aunque dos fallos, cuando el cotejo entraba en tiempo de descuento, provocaron el estallido de los de adentro y encendió a los de afuera. Un offside de Wanchope Ábila, interpuesto en la trayectoria de la pelota que remató Rolfi Montenegro, y una falta del capitán Valdez sobre Marcos Díaz, cuando el arquero Guruceaga convertía, las acciones que terminaron en goles pero fueron anuladas, lo que determinó la explosión y las protestas de los jugadores. La onda expansiva se trasladó a las tribunas, donde la barra brava saltó de la popular al sector de platea con la intención de tener más cerca a los rivales; las agresiones incluyeron pedradas y los clásicos cánticos amenazantes. La policía intervino con balas de goma y gas pimienta para dispersar a los violentos y devolver la calma; el saldo de los incidentes fue de cuatro heridos, dos efectivos de seguridad, un miembro de una agencia privada de custodia y un simpatizante de Peñarol.

"¿Off side de quién? Es un ladrón, se va como una rata. Dejamos todo para que un árbitro venga a dirigir así", comentaba con las pulsaciones aceleradas Marcos Díaz, acerca de la sanción de Ponce. Del otro lado, Guruceaga, la figura, tampoco entendía qué había cobrado en la jugada que terminó en gol suyo. "Puedo jurar que no lo embestí al arquero, puede haber sido algún compañero, pero yo no tengo contacto", se lamentaba el principal artífice de sostener el arco de Peñarol vallado.

El empate 0 a 0 eliminó a los uruguayos; el Grupo 4 lo lidera con comodidad Atlético Nacional, de Medellín, que anoche venció a Sporting Cristal 1-0. Eso favoreció al Globo, que pelea por el segundo puesto con los peruanos. Y como Huracán tiene tres puntos más y mejor diferencia de gol (0 vs. -5), hasta perdiendo el último partido puede pasar de etapa.

En Colombia, un plantel que supo reponerse de situaciones complejas, como el vuelco del micro en Venezuela -Toranzo, que recibió una conmovedora carta de Kevin Molina, un niño de cinco años que le ofrece sus dedos, y Diego Mendoza fueron los más afectados y todavía tienen un tiempo más de recuperaciones de sus lesiones en los pies-, deberá sacar a relucir una vez más su orgullo para clasificarse a los octavos de...

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