Al final, Massa solo ajustó a los privados

Fue un derroche de alegría, casi una asunción presidencial. Fueron dos días en los que Sergio Massa se constituyó como único protagonista, en medio de un contexto social en el que la crisis es la protagonista excluyente. La crisis, no él. En medio de una sociedad que sufre otra vez los estragos de la inflación, la reiterada ineptitud del Gobierno para enfrentarla y a una dirigencia gobernante que no disimula sus guerras ni sus diferencias ideológicas ni su increíble felicidad. Al lado de Massa, en el acto de asunción, estaba un Presidente abatido que pedía permiso para hablar . "Yo no subestimaría a un Alberto Fernández públicamente humillado", advirtió un dirigente que conoce a todos los que conducen la coalición gobernante.

Massa es así. Avanza, se sobregira y va dejando heridos. Pero le cambió al peronismo la condición de los privilegiados, que, según su vieja superstición, eran los niños. Los únicos privilegiados de Massa son los empresarios amigos. En la fiesta de su asunción había más empresarios que políticos. Y Massa viene de presidir la Cámara de Diputados, donde tenía un diálogo diario con muchos legisladores de la oposición. No fue ninguno o no invitó a ninguno. "Es un facilitador de negocios", lo justificó uno de los más conocidos empresarios. ¿Un facilitador de negocios para el país o para sus amigos? La mayoría de los empresarios que estuvo en ese acto pertenece a la estirpe de lo que necesitan del Estado para consolidar sus fortunas. Sobre todo, concesionarios de petróleo, gas y minería o dueños de empresas de servicios públicos. Ellos pueden estar tranquilos. Massa no los humillará ni los traicionará. Viviana Canosa fue la primera víctima de esas relaciones peligrosas.

Tanta alegría para tan poco. Imposible no recordar el célebre poema de Mario Benedetti: "Aquí en la calle suceden cosas que ni siquiera pueden decirse. Seré curioso, señor ministro: ¿de qué se ríe?". La crisis argentina ya no tolera más gradualismos; sin embargo, los anuncios de Massa hurgan en el bolsillo de los privados, no en los del Estado . Las tarifas de electricidad subirán para una mayoría inmensa de los argentinos un 200 por ciento y las de gas superarán el 100 por ciento. Será un golpe en el plexo solar de la clase media, que tiene ya los dedos destrozados de tanto aferrarse al muro para no caer al abismo de la pobreza . La actualización de las tarifas es necesaria, pero el tamaño de los aumentos es consecuencia de que postergaron la solución del...

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