Un final inolvidable

BARILOCHE, Río Negro.- Año tras año los aventureros se renuevan, se multiplican, dando sobradas muestras de que el Cruce de los Andes Columbia, que une la Argentina con Chile, es una de las pruebas más anheladas por los amantes de las carreras extremas de largo aliento. Es que ahí, en medio de la cordillera de los Andes, donde la geografía parece agigantarse en cada recodo, los deportistas desafían sus límites durante tres intensos días, hermanándose entre ellos y con la naturaleza.

Este reto que comenzó hace siete años con un puñado de corredores, hace unos días reunió casi 1000 inscriptos divididos en equipos de dos integrantes. El punto inicial de esta travesía de tres agotadoras jornadas tenía como partida la solitaria y paradisíacas playas del lago Mascardi. Desde ahí, y cuando aún el sol no había logrado disipar la bruma matinal, los deportistas se lanzaron a la aventura, que proponía un recorrido de casi 100 kilómetros por esta fabulosa geografía.

La primera etapa, que alcanzaba los 1300 metros de altura en el punto más alto del trayecto, les deparaba a los corredores un coastering en torno del lago Mascardi, el paso por senderos de montaña y el cruce del arroyo Los Césares.

A poco de oírse la señal de largada comenzó la frenética lucha por la punta, que se limitó a la pelea entre los equipos Columbia Challenge Argentina (Sebastián Tosti y Samuel Ayala), Optitech (Gustavo Reyes y Nelson Ortega) y Teva-Lapinilla (el español Aurelio Olivares y el etíope Fikadu Bekele). Reyes y Ortega rápidamente se hicieron de la vanguardia y establecieron una diferencia de poco más de dos minutos con Tosti y Ayala, que iban seguidos muy de cerca por Olivares y Bekele. Estas posiciones, se mantuvieron hasta el final de la etapa, en el camping Los Césares, a orillas del arroyo homónimo, donde se montó el primer campamento.

Velocidad en el llano

La segunda jornada se presentaba como un largo trayecto que llevó a los deportistas a las cercanías del cerro Tronador (3478 metros). Con su imponente figura como norte los corredores iniciaron el recorrido, el más sencillo de los tres días.

El recorrido, que tenía unos 20 km y bordeaba el río Manso y atravesaba Pampa Linda, un inmenso y verde valle, se iniciaba en el Mascardi y dejaba en claro que iba a ser una breve jornada para los hombres de punta, ya que el terreno llano tenía como único obstáculo un gran colchón de talco, tierra muy fina fruto de las escasas lluvias, que suele robarles piernas a los...

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