El fin de semana de los dirigentes bonaerenses: deporte, relax y familia

Domingo a la mañana. No hay inauguraciones, urgencias, reuniones con funcionarios ni entrevistas. Sí hay tiempo. Quizá no mucho, pero más que lo habitual. En silencio, María Eugenia Vidal lee el diario mientras desayuna en la residencia de Morón, donde vive desde poco después de asumir la gobernación bonaerense. Dice que es el único día de la semana que tiene para tomarse la mañana con calma.

A unos kilómetros, en Benavídez, Daniel Scioli está despierto desde el amanecer. En unas horas verá a su nieta, Camila, y a su hija, Lorena, que en pocos meses lo convertirá en abuelo por segunda vez. Mientras tanto, el ex candidato a presidente se viste de anaranjado para salir a la cancha y dedicarle un rato al futsal. Él cuenta que tiene que tener la cabeza siempre ocupada con algo.

No muy lejos de ahí, Sergio Massa flexiona las piernas y golpea los botines contra el césped. El diputado nacional se reclina hacia adelante y apoya sus manos sobre las rodillas. Rodeado por los caños del arco, Massa se concentra en la pelota que va de un lado al otro entre las piernas de sus amigos de la infancia. Él siempre dice que desde ahí tiene un panorama de todo el campo de juego.

Las pinceladas van y vienen en una casa de Morón. Blanco, rojo, negro, contornos y sombras van tapando la tela estirada y dan forma a la silueta de una mujer que pronto será Frida Kahlo. Cuando termina, Margarita Stolbizer escribe su nombre en un extremo del paño y piensa si obsequiar el cuadro a algún afecto o si lo deja en su casa junto a otros retratos de la mexicana. Para su próxima obra, la diputada nacional piensa usar por primera vez las fibras pincel que encontró en su último viaje a Canadá.

Cuando se les pregunta a los políticos qué hacen en su tiempo libre, lo más probable es que del otro lado se escuche una risa nerviosa. Se sorprenden, piensan, dudan. Responder un interrogatorio sobre su vida privada y no sobre coyuntura los descoloca. Una vez que logran cambiar el chip y dejar al político de lado surge una versión descontracturada de ellos mismos y comparten situaciones en las que pueden relajarse. Al fin y al cabo, también son seres humanos.

Vidal trata de cortar con la presión a partir de los sábados a la tarde. "Hasta después del mediodía, casi siempre, trabajo. A la noche, en general me junto a comer con amigos. Y los domingos al mediodía voy a almorzar con mi hermano a la casa de mis padres. Todo con los chicos, salvo cuando están con el papá", relató la gobernadora a...

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